La selección es una lista de esquelas anónimas
Ensayo:
LA SELECCIÓN ES UNA LISTA DE ESQUELAS
ANÓNIMAS
¿Para qué? Para nada
Frecuentemente se invoca la Evolución como el máximo paradigma de la Biología; todas sus discipli‐
nas, desde las moleculares hasta las más sistémica, lo tienen presente, aunque esta presencia es muchas
veces confusa.Es probable que lo que aquí se discute parezca trascender a Darwin, pero no es así; está completamente
de acuerdo con su interpretación de la Selección Natural, sobre la cual en este ensayo se harán algunas
puntualizaciones desde el empirismo ecológico y la reHlexión sobre el comportamiento humano.
Aquí se quiere signiHicar que los organismos son meras dianas de las manifestaciones ambientales, que lo que conduce la selección y la subsecuente evolución es la variabilidad ambiental y que la posible
adecuación a los cambios ambientales es mera casualidad, incluso en los casos de “probado” aprendiza‐
je.
La manifestación del ambiente tiene distintos grados de intensidad que afectan a los seres vivos, por
exceso o por defecto, o porque los dejan aparentemente indiferentes. Dichas manifestaciones los afectan
de acuerdo con su frecuencia, que va desde la más regular en periodos más o menos largos, a la mas
impredictible y aleatoria.
Caracterizados la intensidad y la periodicidad del cambio, las especies o lo que sea seleccionable, sale
bien o mal parado de los cambios y queda o no seleccionado. ¿Quiénes son los seleccionados, los que permanecen o los que desaparecen? Indudablemente, en el sentir darwiniano los desaparecidos; de ahí,
el título de este ensayo, que alude a que la seleccion natural tiene lugar, realmente, sobre los desapare‐
cidos.
Curiosamente, este proceso se estudia a través de los negativos de los episodios de selección, que son
los organismos que permanecieron o que permanecen tras las manifestaciones del medio. De ahí que
nos admiren las estructuras y conductas que observamos, porque permanecen... Pero ha llamado muy
poco la atención el estudio de los que desaparecieron; se ha pensado poco en cómo podían ser o haber
sido seleccionados los organismos. Lógico es que, ante la indeterminación de los procesos, lo que se
utilice para reconstruir lo que ocurrió en términos de selección sea lo que permanece.
Hay ejemplos que parecen contradecir este enfoque. Así, los rapes, esos animales tan feos, tienen una
especie de caña de pescar en las narices que entretiene cerca de sus fauces a pequeños organismos,
muy tontos y despistados por lo que parece; da la sensación que dicha “caña de pescar” esté “diseñada”
PARA “tontunar” a las presas, embelesándolas cual cascabel... Da escalofríos hablar de esta manera: ese
rape “con‐caña‐de‐pescar” es lo que ha sobrado de todo un proceso; no sabemos cómo podría haber
sido otro rape, pero sabemos que no sobrevivió y que lo que sobrevivió, “por narices”, fue el rape actual.
Las jirafas que tenían el cuello algo mas estirable comían las hojas de acacia más inalcanzables; o,
dicho de otra manera, el resto de las jirafas no alcanzaron a comer ninguna hoja, o las hojas que comie‐ron en la parte baja de los árboles fueron insuHicientes para su supervivencia. El caso es que sólo vemos
a las cuellilargas, que nos permiten aproximar, sin detalle, el proceso.
En ningún caso las narices del rape o la antiestética máquina de la jirafa fueron conducidos “para”
nada. En todo caso, resultó así entre lo posible y ni siquiera podemos saber si esto que ocurrió era lo más probable; fue lo que sucedió y les permitió, a la vista está, sobrevivir.
Y es una pena, pero en la enseñanza en general prevalece el PARA, esta original visión del darwinismo
tan lamarquiana, que permanece, por pura pereza y pura incuria, para discurrir sobre la selección en
nuestras "boloñesas" universidades.
...
Regístrate para leer el documento completo.