LA sierca ajena.
Se puede decir que este cuento entronca con la ciencia ficción, pese al recelo de su autor respecto a dicho término, ya que élprefiere más bien hablar de 'literatura fantástica': "...los que tienen una explicación fantástica, pero no sobrenatural (¨científica¨ no me parece el epíteto conveniente
primera aurora pero a mí me agradasuponer que hubo períodos tranquilos y que por un inapelable golpe de azar me toca vivir el momento, confuso y épico de la culminación. Dirán, tal vez, que este es el clamor, nada filosófico, de unsujeto oscuro y apocado; yo replicaría que, justamente, porque soy un sujeto oscuro y apocado, es curioso, aun significativo, que pueda testimoniar sobre más de un hecho tremendo. Sirva de prueba: yohe visto, con mis propios ojos, el fin, el derrumbe, la aniquilación de una gran dama. Como siempre ocurre (por mucho que aguce cada cual la facultad de prever), inesperadamente, actores yespectadores, nos encontramos en medio de la tragedia.
Según mi experiencia, lo que pasa, pasa en las reuniones. El escenario de aquella reunión era la sala de la referida gran dama, Tatá Laserna, no menosinolvidable porque hoy muy pocos la recuerdan. No describiré a Tatá como una señora obesa, pero tampoco afirmaré que era alta. Eso sí, tenía —para emplear una frase que hoy tal vez parezca audaz, pero queentonces andaba de boca en boca, porque la había acuñado un hombre valioso y querido, un maestro de la juventud, un crítico de arte, una pluma de primera— tenía, repito, sentido de color. Gorda,...
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