LA SILLA

LA SILLA
A pocas semanas que ingresé a laborar en una institución pública, los funcionarios de turno convocaron a una reunión ordinaria para analizar laposibilidad de un ligero incremento de sueldo en favor de todos los empleados. A petición de mi compañero de oficina accedí participar, no obstante me sentí incómodo porque no conocía al personal enpleno ni sabía sus nombres, pero reconsiderando dije: “Qué mejor esta reunión para conocerlos”.
En la hora prevista nos dirigimos al auditorio. Como era nuevo en el trabajo tímidamente elegísentarme en la tercera fila de la hilera de sillas, que lucían maltrechas por el paso de los años. Los trabajadores hacían su ingreso y optaban por sentarse en las últimas filas.
Minutos despuéshicieron su ingreso los funcionarios y el personal designado para dirigir la reunión. El funcionario de mayor jerarquía expresó: “En diez minutos iniciamos nuestra reunión, así damos un poco de tiempo alos tardones.”
A escasos instantes de comenzar la reunión ingresó presuroso al auditorio un personal, el mismo que se ubicó delante de nosotros. Este trabajador convocó mi atención. Observé que cogióuna silla por el respaldar, y a través de un acto coordinado, lo giró sobre sí mismo en una de sus patas en un ángulo de ciento ochenta grados y raudamente, cual jinete, levantó su pierna derecha yhaciendo una pantomima de cabalgar, montó plácidamente. Ya montado, instaló sus pesados brazos sobre el respaldar de la retorcida silla; por último, logró incorporar ambos tacos de sus zapatos, enseñal de estabilidad, en los listones que sirven de seguro a las patas de la silla.
Como me encontraba detrás de él esbocé una sonrisa, pues la imagen era idéntica a la de un jockey que conducía sujamelgo deseoso de triunfar en una carrera.
Este personaje, mientras prestaba atención a los detalles de la reunión, se alisaba ansiosamente su gran cabellera brillante. En el fragor de la reunión...