La soledad fingida
El 30 de mayo de 1967 se publicó en Buenos Aires Cien años de soledad. Dicen quienes conocen a García Márquez que hasta entonces el escritor había empeñado vida y haciendaen ese proyecto, y lo describen comiendo sobras, gastando el poco dinero que tenía en folios en los que seguir corrigiendo el texto, según su enfermiza costumbre, una y otra vez, una y otra vez. A partir de ahí, todo rodado. La novela constituye el buque insignia de lo que los teóricos han llamado “generación del boom ” , y García Márquez, merced a su indiscutible éxito de ventas, comienza unacarrera ascendente en literatura y periodismo que lo alzan, finalmente, al Nobel en 1987, a vencer al cáncer a principios del siglo XXI y a constituirse como un clásico vivo, con lo difícil que eso es.En su primer tomo de memorias, Vivir para contarla , el autor colombiano nos relata cómo viajó junto a su madre para vender el caserón familiar. Cuando comienza a describir Aracataca descubrimos al finque la inventada aldea de Macondo es precisamente lo que en la memoria del escritor queda del entorno de su infancia. Como curiosidad, diremos que Macondo realmente era una de las haciendas que rodeaban al pueblo. Hablan los entendidos de realismo mágico, y quieren decir que la ficción de García Márquez siempre tiene un anclaje en lo real, aunque en su escritura las cosas excedan la dimensióninicial con que contaban y se conviertan en algo prodigioso (como ese cura que de repente levita doce centímetros).
Cien años de soledad nos cuenta la historia de la familia Buendía en la aldea de Macondo. El gitano Melquíades pasa a la familia un manuscrito que ha elaborado a partir de las profecías de Nostradamus, pero nadie sabe descifrar lo que aparece en el pergamino. Sólo seis generaciones mástarde, cien años, precisamente, el último Aureliano conseguirá descifrar el enigma: el manuscrito cuenta todo lo que los Buendía han sufrido a lo largo de cien años. Gentes venidas de la guerra se enfrentan a un mundo ancho y ajeno, e indistintamente lucharán por adaptarse a la orilla de un río y a las costumbres sociales, a los años de sequía y a el diluvio de “cuatro años, once meses y dosdías” que acaece en un momento de la novela. Las historias son muchas, claro está, dentro de esta misma “arqueología familiar” que García Márquez nos va destapando página a página. Llama la atención la poderosísima personalidad de los personajes, a la misma altura de la capacidad descriptiva del colombiano, de modo que a veces narra pareciendo que describe y a veces describe rasgos de un personaje comoel que narra una historia.Citaremos a José Arcadio Buendía, uno de los fundadores de Macondo, trasunto del abuelo del autor, un hombre al que imaginamos tomando el café sin azúcar. El fantasma de Prudencio Aguilar, con quien el Buendía se enfrentó en un duelo, lo persigue constantemente, de modo que los habitantes de la casa encuentran al espectro cada equis tiempo intentando taponar el agujero desu garganta, o paseando por el jardín, o en la propia habitación de José Arcadio. Éste llega a decirle: “Cuantas veces regreses, volveré a matarte”. Al final se convierten en una especie de compadres, con el fantasma llevandole la comida al viejo, que ya sólo quiere hablar con el espíritu.También inspirádonse en su abuelo, García Márquez nos describe al coronel Aureliano Buendía, un señor que...
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