la sonrisa de aquella caminante

La sonrisa de aquella caminante

Como de costumbre, justo a las dos con cinco minutos, Ray y sus compañeros de trabajo en la panadería del señor Berecochea, salen por la puerta de servicio deaquel negocio hacia la calle Roberto Bermman, una calle que no es recta, sino que tiene una curva conforme se aleja de la calle Principal, que es justo la esquina en donde está la panadería en dondetrabajan. Salen para ver pasar a ‘la caminante’, como le han apodado. Ya hace algunas semanas que camina por ahí a esa hora.

Ella es una chica como de unos 27 años, hermosa, poseedora de una cintura deavispa, unas caderas ensanchadas a la perfección, de piernas largas y esbeltas, contorneadas como a propósito por un gran escultor amante de la figura femenina. Sus tacones se escuchan aún antes quela hermosa figura de la chica se asome caminando elegantemente en la curva de la calle. Siempre camina seria y mirando al frente. Conoce de memoria la calle, pues sin voltear al piso esquivaprontamente los obstáculos propios de aquella banqueta. Ray y los muchachos la miran pasar uno y otro día sin decir nada. Solo la siguen con la mirada. Tienen miedo quizá, que si le dicen algo, lo que sea, ellacambie de ruta y entonces aquella hermosa mujer sea de otros al pasar.

Pero este día, Ray está animado a hablar con ella, al menos decirle algo sin importar el resultado. Ha cavilado por variosdías qué puede decirle a ‘la caminante’. Ha imaginado que al decirle un cumplido ella se detendrá y charlarán, los muchachos se meterán a la panadería y él continuará con la conversación hasta la tarde.Ha escrito rústicos poemas, sin embargo, al leerlos le parecen dignos de un premio y ovaciones. Ha especulado que al preguntarle su nombre, ella responde, “Me llamo, Karla. Me llamo, Sofía. Me llamo,Ileana…”. Él y ella ya han conversado bastante en la mente del panadero.

Dos de la tarde con cinco minutos. Los muchachos salen al encuentro de la damisela… Ray, se acerca un poquito después; ha...