La Sueca

El frio viento pegaba fuerte contra mi pálido rostro con toda la fuerza que los vientos invernales de mi frio país, Suecia, podía darme, mientras caminaba con algo de dificultad por el pastizal de aquel cementerio en busca de aquella tumba que tanto conocía. No, eso no era lo que quería decir, estaba buscando a mi fiel cómplice, amiga, consejera y por sobre todas las cosas mi querida abuela,buscaba a aquella persona que cuidó de mí cuando mis padres únicamente se ocupaban del trabajo, y no fue difícil hallar su nombre escrito con una caligrafía impecable en la lapida ya que siempre acudía a ese lugar cuando dudaba de mis propias decisiones.
Pero esta vez no es esa la razón por la que me encuentro aquí, vestida tan elegantemente y con una valija en mi mano derecha, mi decisión ya estabahecha desde hace largos días y hoy se concretaría, esta vez solo seria una despedida.
Ella seguramente sabe la razón, ya que fue gracias a ella que toda esta historia comenzó, fue principalmente su gran corazón Nicaragüense la causa de que ella, en un fuerte deseo al ver que su hora cada día estaba más próxima, mandara una carta al presidente de Nicaragua.
Recuerdo claramente que con lostemblores de su mano su letra era casi ilegible y fue por esa misma razón que yo intervine y le propuse ser sus manos, escribiendo cada palabra de aquella primera carta sin noción de en qué me estaba metiendo. Fue hace aproximadamente cinco años, cuando apenas tenia dieciocho, la inocencia de mi juventud no me dejaba ver lo peligroso que era hablarle a un presidente como el que estaba en aquel entoncesen Nicaragua. El contenido de esa carta no es algo que recuerde con exactitud, había escrito fielmente cada palabra que me había dictado mi abuela y creo que ella adjunto un retrato mio con la carta, no sabía por que lo hacia pero al ver la alegre sonrisa de mi abuela toda preocupación se esfumo.
Es que la quería demasiado para hacer algo en su contra…
Tarde nos habíamos percatado que porhaberla escrito en mi lengua natal, sueco, sea casi improbable que recibiéramos alguna respuesta, por no decir que era imposible, sin embargo sucedió, una carta nos llegó al poco tiempo como respuesta de la que nosotras habíamos enviado. Pero fue a partir de la respuesta a esa carta que todo tomo un rumbo drástico. Habían llegado unas monedas de oro de ese país centro americano a petición de mi abuela,y que por lo que decía en la carta eran bastantes difíciles de conseguir, y junto a esas palabras habían largos y elegantes elogios hacia mi persona. Seguía leyendo en voz alta para que mi abuela detrás mío escuchara, y al llegar en las últimas líneas unas palabras que no tenían ese toque seductor como las anteriores nos llamó la atención.
“Soy Erik Hjalmar Ossiannilsson, el sueco que le traducelas cartas al presidente. Fui encarcelado sin razón alguna hace cuatro años y ruego su ayuda.”
La sangre se me heló al leer eso y mi abuela, quien escuchaba atentamente, no parecía haber tenido una sensación diferente, y con una sola mirada que nos enviamos entendimos mutuamente que deberíamos hacer algo por aquel pobre hombre por lo que esta vez, mas consiente de lo que estaba haciendo, comencéa escribir, esta vez con mis propias palabras, el comienzo de lo que sería la segunda carta que enviaríamos al presidente.
Me reí ante tan recuerdo ya tan lejano a la realidad, arrodillándome lentamente frente a la lapida "Ambas estábamos tan nerviosas mientras escribíamos... no sabíamos qué palabras usar para pedir que liberen a Erik sin delatarlo a él" Susurré con una sonrisa melancólicaadornando mi rostro. "Pero todo fue en vano... él no pudo decir nada de eso al presidente por toda la situación en la que estaba metido, ¿Recuerdas?"
En la segunda respuesta que tuvimos no llegó más claramente en qué estado se encontraba Erik, y junto a eso también estaba un largo párrafo en el que describía cómo era el presidente Nicaragüense. ¿Que podríamos responder nosotras a tales declaraciones...