La taza
El primer sitio donde la encontraron fue en el cuarto del bisabuelo, estaba dentro del ropero, junto a la cera de Campeche (déjame y te cuento que antes los niños pegaban en las paredes sus dibujos preferidos con esta especie de masita pegajosa de color ambarina). Aquella taza vivía muy cerca de los soldaditos de plomo. Estaba llena de polvo y aún tenía azúcar en el fondo; era pequeñade fina porcelana y en su blancura lucía una hermosa manzana aderezada con tiernas hojas de un verde casi translúcido. La historia familiar relatada de abuelos a nietos, de tíos a sobrinos rezaba que aquella taza era la única pieza sobreviviente de una preciosa vajilla obsequiada por el Emperador Maximiliano al Bisabuelo José Trinidad. Algunos de los mayores de la familia cuchicheaban en secretoque eso seguramente eran invenciones del Bisabuelo.
De cualquier manera la Taza, además de ser realmente muy hermosa posee un secreto que ha sido contado de generación en generación.
Pero toda historia tiene un principio y requiere ser contada en orden, ¿No es así?
Bueno pues hace mucho tiempo sucedió que una pequeña taza llegó a manos de una numerosísima familia que la cuidó durante tresgeneraciones. Aquella tacita provocó una serie de acontecimientos mágicos.
Cuando los bisabuelos murieron, sus pertenencias fueron pasando poco a poco a manos de algunos de sus descendientes; sobrinos, nietos y bisnietos. La taza aunque frágil, pasaba de mano en mano, intacta; sin embargo sucedió que cuando se vendieron los muebles viejos, la tacita, junto con otras muchas cosas, quedó relegada en unode los baúles que fabricaba el abuelo. Y ahí, entre las grandes cazuelas de barro, vestidos, retratos, lámparas y tapetes polvosos, quedó olvidada. Un día que la tía Pepa andaba buscando trebejos para vender al ropavejero, la encontró y no pudo venderla porque recordó la historia chistosa aquella de haber sido de un emperador. Así es que la colocó en la vitrina del comedor junto a otras piezas deporcelana.(Antiguamente en casi todas las casas se tenía la costumbre de poner en el comedor un mueble alto de madera fina muy bien labrada que en su interior mostraba repisas de vidrio para colocar toda clase de objetos, pero sobre todo trastes finos. Les llamaban trasteros)
Acomodada en lo alto de aquel trastero, la tacita encontró un nuevo sitio desde donde veía crecer a la familia que, conlas prisas de todos los días, llenaban el gran comedor. Fue testigo de las correteadas de tantos niños. La bisabuela Concepción tuvo quince hijos y por eso la cantidad de personas que desfilaban frente a la taza eran muchas, realmente muchas.
Pero las épocas más tumultuosas eran los inviernos. Se reunían todos en esa casa grande, pues las celebraciones de la navidad adquirían una importanciaespecial. Aquella tribu no hacia más que repetir lo que hacían los hombres prehistóricos. Ellos enfrentaban los crudos inviernos con la fuerza de la unión; compartían alimentos, pieles, fuego y compañía. Y mientras calentaban sus cuerpos con la hoguera o fuego del hogar, en lugar de mirarse las caras asustadas aprovecharon el silencio del mundo para inventar historias y contarlas a las nuevasgeneraciones. Igualito le pasaba a este clan familiar. Todos los mayores se sentaban en el portal, rodeados de la chiquillería y tomando unas canelas calientes (Las canelas son té de canela con un poco de licor para soportar mejor el frío) contaban historias de susto o de chiste que eran las que más gustaban.
En aquellos días los chiquillos, que eran primos, formaban una banda de latosos escudriñadores decuanto rincón ofrecía la vieja casona, y uno de los escondrijos que más llamaba su atención era debajo de la escalera donde habían colocado el nacimiento. La fiesta empezaba cuando bajaban el cajón que contenía todas las figurillas del nacimiento. El cajón aquel en medio del patio, parecía la caja de un muerto. Los tíos mayores sacaban las piezas y los primos más responsables las colocaban en...
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