LA TEJEDORA DE CORONAS
viaje a través de un lenguaje magnífico y pleno de sorpresas, vigor y
sugerencias, que al guiar al lector por un pasajede la historia de Cartagena y
su presencia en el siglo XVIII, lo ubica entre las coordenadas que han integrado la
mentalidad, el espíritu y la realidad del hombre actual.
A partir de unagestación primitiva, el mar y sus bestias legendarias, Espinosa recrea un
período en el cual saber, anticipar y crear constituían peligro; y corre estadios en donde la
astrología, las matemáticas, losmitos imperantes en el viejo y nuevo mundo, la
intolerancia y la guerra, se planteaban como aventuras de envergadura y riesgo.
Asistimos al desmoronamiento de una época dominada por la superstición,cuando la
crueldad y los afanes de poder engullen el nervio de los pueblos, pero también la
afirmación, la inteligencia, la intuición y proyección de los pensadores, inventores,
revolucionariosy disidentes; esos cultivadores del espíritu que ejercerán notable influencia
sobre las generaciones posteriores. Con su erudita y apasionada visión de Cartagena y de
esa época, su fervor portemas históricos y magistral empleo del lenguaje, una certera
claridad del pasado y del porvenir más allá del porvenir, el novelista predice que el lastre
de violencia, inquisición, horror, ignoranciay brutalidad no será permanente. A la
larga, la imaginación y la creatividad serán más fuertes que los engranajes de los
señores de la guerra y la estupidez. El espíritu y la inteligencia ganaránla batalla de
la oscuridad.
La tejedora de coronas recoge la historia de la colombiana Genoveva Alcocer a lo largo de los
años finales del siglo XVII y la primera mitad del XVIII. Oriunda deCartagena de Indias y
perteneciente a una familia acomodada, Genoveva era, a sus dieciséis años, una muchacha
enamorada del hijo de un amigo de su padre, Federico Goltar, un joven soñador que...
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