La tierra del fuego Sylvia Iparraguirre

Páginas: 230 (57372 palabras) Publicado: 9 de diciembre de 2015
a Abelardo
a la memoria de mi
padre

¿Dónde termina aquello
que quiere en vano
penetrar? ¡No lo sabe!
¿Qué hay más allá de lo
que ve? ¡La soledad, el
peligro, el salvaje, la
muerte! (...) el hombre
que se mueve en estas
escenas
se
siente
asaltado de temores e
incertidumbres
fantásticas, de sueños
que
le
preocupan
despierto.
DOMINGO F. SARMIENTO

Me
atormenta
una
perdurable
inquietud
por lascosas remotas.
HERMAN MELVILLE

Primer pliego

[Lobos, 1865]
Hoy, en medio de esta nada, sucedió un hecho
extraordinario. Tan de tarde en tarde la llanura
rompe su monotonía interminable que cuando el
punto vacilante en el horizonte creció y fue un
jinete, y cuando pudo deducirse que su dirección
era la de estas pobres casas, ya la impaciencia nos
mandaba esperarlo. Si es que puede llamarseimpaciencia el mirar silencioso y obstinado
clavado en el horizonte. Cierto que era un hecho
inusual, pero su verdadera dimensión, la
dimensión que horas después cobraría para mí, no
podía siquiera sospecharla cuando desde mi casa,

apartada una legua de las otras, lo veía venir,
recto, hacia nosotros. Digo nosotros pensando en
el puñado de vecinos dispersos que forma lo que
llamamos el caserío deLobos. A unas doscientas
varas lo vi cambiar el rumbo hacia el oeste; pude
distinguir su perfil y el pelo alazán del caballo.
Era mediodía. Ya en el almacén, me dijeron, el
hombre preguntó por mí. Le acercaron algo de
comer y de tomar mientras mandaban a buscarme.
Una carta a mi nombre en el correo del sur que
pocas veces, por no decir ninguna, se desvía hasta
aquí. El peoncito que me mandaronagregó, sin
bajarse del caballo, lo que le habían dicho que
dijera: que sólo en mano me sería entregada.
Observé al hombre antes de entrar. Parecía
locuaz. Traía noticias de la guerra con el Paraguay
que imaginé a medias ciertas a medias inventadas,
relato que los presentes asimilaban sin pronunciar
palabra pero llenándole cada tanto el vaso de
ginebra, como una indirecta señal de que les
gustaba oír.Pronto notaron mi presencia. El
hombre se puso de pie y se limpió la boca con el

revés de la mano:
—¿Usted es el mayor inglés?
Antes de que pudiera contestar, el hombre viejo,
arrinconado como siempre en el fondo del
almacén, dijo:
—No. El mayor era el padre, el gringo. Éste es
el amigo Guevara, nomás.
El apellido inglés de mi padre —Mallory—
había terminado siendo, en la pronunciación
comúnargentina, primero máyori, y después,
curiosamente, mayor, un grado del ejército, pero
no dije nada.
La gente de aquí es parca y desconoce la
curiosidad; sin embargo, para mis vecinos
iletrados, la carta —todo el gesto del hombre, un
tanto solemne, de buscar en la alforja y extraer
estos papeles amarillentos, sobados y sellados; de
mirarme como si debiera constatar un vínculo
entre mi cara y lo que medaba, o como si por mi
misma inexpresividad, supongo, desconfiara de
que fuera yo el destinatario—, la entrega de la
carta tuvo algo misterioso. Los presentes miraron

el pliego lacrado con desconfianza analfabeta,
como se mira un objeto capaz de desencadenar
acontecimientos imprevisibles.
Ahora puedo asegurar que la carta, el hombre
que apareció y desapareció en la llanura y lo que
acabo derelatar comienzan, para ellos, a pasar
insensiblemente al olvido. Aquí, en Lobos, la
monotonía de los días es como un río poderoso y
lento que desgasta los hechos hasta reducirlos a
una piedra pulida, más tarde a un grano de arena,
después a nada. Para mí, sin embargo, se cumplió
el designio sospechado por mis vecinos, y la carta
operó, en efecto, un cambio imprevisible. Como
prueba de esa mutaciónseñalo un hecho por
completo ajeno al orden natural de mis días y que
sucede ahora bajo mis ojos, sobre esta mesa: el
acto o la determinación de escribir.
Cuando el mensajero se marchó y fue tragado
nuevamente por la llanura, volví a mi casa al
galope, rompí los sellos y los lacres y leí las

palabras escritas del otro lado del océano. Leí y
volví a leer la carta, una y otra vez. A la tarde,...
Leer documento completo

Regístrate para leer el documento completo.

Estos documentos también te pueden resultar útiles

  • Comentario de Texto "El libro" (Sylvia Iparraguirre)
  • Tierra Del Fuego
  • TIERRA DEL FUEGO
  • TIerra del fuego
  • Tierra del fuego
  • tierra del fuego
  • Tierra De Fuego
  • El doble como conciencia (eva de sylvia iparraguirre)

Conviértase en miembro formal de Buenas Tareas

INSCRÍBETE - ES GRATIS