La Trampa Original FUT
El caso Penta y sus serias implicancias político-empresariales son apenas la última parte de una cadena de eventos que comenzó cinco años atrás, cuando un funcionario común y corriente del SII, el fiscalizador Iván Alvarez, descubrió que podía robarle al Fisco sin ser detectado.
por Francisco Siredey Escobar - 26/10/2014 - 02:00
La noche de LaReina estaba iluminada por las brasas. Al fondo del patio de la casa de calle Echeñique, Sergio Díaz preparaba el fuego para el asado que su esposa, Mitzi Carrasco, ofrecía a sus compañeros de trabajo del Servicio Metropolitano Oriente de Impuestos Internos. Uno de los invitados que se movían por la terraza caminó hasta el quincho. Se presentó como Iván Alvarez, ingeniero comercial, fiscalizadordel departamento de Operación Renta y pololo de Marcela Rodríguez, compañera de módulo de Mitzi en la unidad IVA. Cervezas en mano, hicieron lo único que dos desconocidos pueden hacer en esas incómodas instancias sociales: hablar de trabajo. Díaz le comentó a su invitado que era contador. Al final del asado, ambos intercambiaron tarjetas.
Díaz se sorprendió con el llamado de Alvarez una semanadespués. Se juntaron en un café de Manuel Montt, cerca de las oficinas de ambos en Providencia. La cita se repitió un par de semanas después en un restorán. Esa vez, Alvarez tenía una propuesta de negocios. Desde un primer momento dejó en claro que no era estrictamente legal, pero que era seguro. Las dudas que Díaz pudo tener fueron opacadas por la apremiante situación económica que estaba viviendo amediados de 2009. Mantener el acomodado estilo de vida de su familia se hacía cada día más difícil: dos casas en Echeñique -una bajo arriendo- y un departamento en el condominio San Alfonso del Mar de Algarrobo.
“Tenía deudas, debía muchos dividendos en mis tres casas, así como líneas de crédito y préstamos bancarios”, declararía después ante la fiscalía.
Para convencerlo, Alvarez ofreciódemostrar sus habilidades. Le pidió su RUT, la clave de acceso a su sitio personal del Servicio de Impuestos Internos (SII) y le dijo que sólo con eso podría obtener una devolución del Fisco. Díaz no entendió la explicación técnica y simplemente confió. Algunos días después, entró al portal y se encontró con un mensaje que decía “su solicitud ha sido aprobada”. El 17 de septiembre de 2009, Tesorería leenvió dos cheques que sumaban $ 39.685.544, suficiente para pagar sus deudas.
Cinco años después, Díaz asegura estar arrepentido de tocar ese dinero. Haberlo hecho lo insertó dentro de una compleja red de corrupción que tocaría a altos empresarios y políticos chilenos y cuyas consecuencias públicas todavía son incalculables. El daño privado también lo es. Después de casi 10 meses en prisiónpreventiva, Díaz tiene sus tres propiedades embargadas, sus cuentas corrientes intervenidas y está recluido en la Capitán Yáber, lejos de su familia. De acuerdo con sus abogados, Eduardo Riquelme y Vinko Fodich, del estudio FAR, también debe pagar dos millones mensuales hasta completar los $ 648 millones en devoluciones que le exige el Estado; a la fecha, lleva $ 398 millones.
Su colaboración podría serinsuficiente. Los cargos por fraude tributario reiterado y soborno, podrían mantenerlo preso por muchos años más.
EL ASCENSO
No recuerda su nombre. O al menos, Iván Alvarez dice no recordar a la persona que le dio la idea para desarrollar la trampa con la cual defraudaría al Estado por miles de millones de pesos sin moverse del escritorio. Los interrogatorios y diligencias realizados durante lasúltimas semanas por el fiscal Carlos Gajardo son consecuencia del esquema que Alvarez puso en movimiento. Este comenzó pequeño, pero terminaría siendo anzuelo para peces gordos.
Cierto día de 2009, ese contribuyente anónimo se acercó al SII para preguntar por una devolución. Alvarez se dio cuenta de numerosas inconsistencias en su declaración de renta -conocida como Formulario 22-. Había...
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