La trampa perverza
Se acomodó en su sillón favorito, apoyó los pies sobre el viejo taburete y, con el controlremoto bajo su mando, comenzó a barrer la pantalla televisiva buscando alguna película que lo distrajese, al menos por un breve lapso, de la tortura diaria de soportar su asfixiante soledad.
Se detuvoen el canal 39, no porque la escena lo atrapara, pues la película estaba empezada, pero sí por su música. Era orquestada, con acordes que denotaban suspenso. En la pantalla, la sombra se recortabacontra los muros gastados del edificio. Su andar era pausado pero firme, aquella figura siniestra era el condimento ideal para esa música que crecía en intensidad; sus acordes inspiraban miedo y desazón.De pronto, al cruzar un callejón iluminado, esa diabólica efigie dejó ver su rostro. Fue un instante que bastó para que el hombre se sobresaltara de terror. Sin duda, la escena lo había atrapado.
Sesintió inquieto, con un cosquilleo interno que le provocó un escalofrío breve y molesto. Aplastó con fuerza su espalda en el sillón, como si quisiera introducirse dentro de él buscando protección,bajó los pies del taburete lamentando no haber visto la película desde el inicio y observó inquieto como aquella criatura del espanto se introducía por un oscuro pasillo hasta llegar al pie de unaescalera en forma de caracol.
Nada hacía prever el desenlace. ¿Que oscuro propósito perseguía aquél ser abominable?
Su ascenso era acompañado por estruendosos golpes de tambor. Un peldaño, dos......
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