La trampa

La Trampa

En casa dicen que soy metido, que siempre ando espiando a los demás. Por suerte aquella semana no había nadie para criticarme: era la primera vez que me quedaba solo en el departamento. Mis papás se habían ido de vacaciones al campo. Después de mucho insistir, había conseguido que me dejaran permanecer en la ciudad.

En esos días comprobé que la gente vive muy apurada. Por esono se detiene en las cosas que están a la vista. Y por eso fui yo, un muchacho de 14 años, un metido, el único que se fijó en ese auto.

Era un Toyota gris. Una mañana apareció estacionado en frente de casa. Como conocía bien los autos de todos los vecinos, no tardé en darme cuenta que no permanecía a nadie de la cuadra. Recordé cierto aviso en un diario viejo. Lo encontré prometíarecompensa de hasta $500.000 a cambio de información sobre vehículos abandonados. Me entusiasmó la idea de ganar ese dinero por encontrar un auto que quizás había sido robado.

Me encerré en el baño y grité como si hubiese hecho un gol. De esa forma la voz me quedó bien ronca, parecía la de un adulto. Luego llamé por teléfono a la agencia del aviso. El truco funcionó. Creyeron que era una personagrande y hasta me dijeron que trabajaban sin conexión con las compañías de seguro. A estas empresas le convenía mucho más pagar información para recuperar un auto que tener que abonar el precio completo del seguro.

Saber que no era robado eliminaba el aspecto monetario. Sin embargo el enigma parecía complicarse, y fue el afán de vencer la dificultad la que me llevó a investigar.

Se meocurrieron varias hipótesis. La primera era que el dueño del Toyota había olvidado olvidar donde estaba estacionado. Me pareció poco probable.

Quizás el conductor había dejado el auto enfrente de mi casa para luego, caminando, dirigirse a hacer un trámite a pocas cuadras. El hombre podía haber sufrido un accidente en el camino, y estar inconsciente en la cama de un hospital. O peor aún haber sidosecuestrado. Me pareció raro que, en cualquiera de estos casos, la policía no hubiera intervenido.

¿Y si en el maletera del auto había un muerto? Era otra posibilidad. Crucé la calle corriendo y me acerqué al auto. Concentré todos mis sentidos en el olfato. Rápidamente me convencí que en el maletero no podía haber ningún cadáver.

Ya me estaba dando por vencido cuando descubrí unaalternativa más. El auto debía pertenecer a alguien que vino a una casa del barrio, pero nunca pudo salir de ella.

Instintivamente clavé la mirada en una casa de la vereda del frente. Estaba desocupada desde hacía varios meses. De vez en cuando aparecían algunas personas que entraban, estaban unos minutos y se iban. Enseguida vinculé el misterio del auto con los extraños movimientos de la casa.Me acerqué a la vivienda. Subí seis escalones hasta la puerta de entrada y puse a funcionar de nuevo mi nariz. No se sentían olores raros, así que al parecer tampoco en la casa había cadáver alguno.

No puede ser, pensé, tiene que haber alguna relación entre una cosa y la otra.

Observé un pequeño buzón empotrado en la pared, al lado de la puerta. Parte de la tapa era de vidrio de talforma que puedes ver su interior. Había una boleta de gas y otra de agua. Lo que me intrigó fue un rollito de papel en un rincón del buzón.

Me fui a mi departamento, esperé que se hiciera bien de noche y volví a la casa. En una mano llevaba un alambre, con la punta doblada, en la otra, una linterna.

Conseguí enganchar el alambre en el rollo de papel. A sí lo saqué del buzón : de inmediatodescubrí que envolvía algo. Eran dos llaves de auto.

El papel estaba escrito con un marcador negro. Decía: “Es el Toyota gris. En la guantera encontrarás el nombre de la persona y las instrucciones finales”.

Casi no lo pensé. Fui hacia donde estaba el auto. Abrí la puerta del lado del acompañante, porque era el lugar más oscuro.

Me subí al auto, Abrí la guantera y adentro...