la tregua

Felicidad con puntos suspensivos

Este libro me gustó por la manera en que está narrado es como estar escuchando a Martín platicarte su vida, me sentí identificada con éldesde el momento en que un tipo en la calle le dice que ni el mismo Martín sabe a dónde dirige su vida pues yo me di cuenta de que a mi vida tampoco le he dado un rumbo.
Me he identificado tambiéncuando describe sus cenas familiares pues él dice en el libro que es como si sus hijos estuvieran ausentes y es lo que algunas veces pasa en mi casa con mi papá y mi hermano, pareciera que noperciben a las personas de su alrededor.
También me resulta agradable porque, al parecer, él es un tipo pasivo porque trata de mantenerse al margen de los asuntos ajenos; cuando fue a la casa de lospadres de Avellaneda, después de que ella muriera, no hizo un drama ni nada por el estilo.
También nos demuestra que cuando realmente somos felices, ponemos excusas y seguimos dejando pasar eltiempo, pero, finalmente, llega el momento que nos hace darnos cuenta del desperdicio de tiempo que hemos hecho como le ocurrió a Martín con la muerte de Laura.

Este libro lo recomendaría a algunoscompañeros, que al igual que yo, dejamos que la vida se nos vaya sin disfrutar cada día que pasa, que no hacemos que cada día tenga un aprendizaje, porque este libro nos muestra lo que es echar lavida a la basura.
Su parecido con la realidad se encuentra en todo el libro porque se trata de una novela que narra la vida cotidiana de Martín, la semejanza con la realidad la encontramos cuandonarra su situación familiar que tiene mala comunicación, el tenerle miedo al matrimonio a su edad, a la traición y a la soledad son miedos muy comunes pero reales.

Ana Patricia González Sánchez...