la vendedora de palabras
-¿Qué es esto?- preguntó.
-La página deportiva del periódico-replicó el hombre sin dar muestras de asombro ante su ignorancia.
La respuesta dejó atónita a la muchacha, pero no quiso parecer descarada y se limitó a inquirir el significado de las patitas de mosca dibujadas sobre el papel.
-Sonpalabras, niña. Allí dice que Fulgencio Barba noqueó al Negro Tiznao en el tercer round.
Ese día Belisa Crepusculario se enteró de que las palabras andan sueltas sin dueño y cualquiera con un poco de maña puede apoderárselas para comerciar con ellas.
Consideró su situación y concluyó que aparte de prostituirse o emplearse como sirvienta en las cocinas de los ricos, eran pocas las ocupaciones quepodía desempeñar. Vender palabras le pareció una alternativa decente. A partir de ese momento ejerció esa profesión y nunca le interesó otra. Al principio ofrecía su mercancía sin sospechar que las palabras podían también escribirse fuera de los periódicos. Cuando lo supo calculó las infinitas proyecciones de su negocio, con sus ahorros le pagó veinte pesos a un cura para que enseñara a leer yescribir y con los tres que le sobraron se compró un diccionario. Lo revisó desde la A a la Z y luego lo lanzó al mar, porque no era su intención estafar a los clientes con palabras envasadas.
Varios años después, en una mañana de agosto, se encontraba Belisa Crepusculario en el centro de una plaza, sentada bajo su toldo vendiendo argumentos de justicia a un viejo que solicitaba su pensión desde hacíadiecisiete años. Era día de mercado y había mucho bullicio a su alrededor. Se escucharon de pronto galopes y gritos, ella levantó los ojos de la escritura y vio primero una nube de polvo y enseguida un grupo de jinetes que irrumpió en el lugar. Se trataba de los hombres del Coronel, que venían al mando del mulato, un gigante conocido en toda la zona por la rapidez de su cuchillo y la lealtad haciasu jefe.Ambos, el Coronel y el Mulato, habían pasado sus vidas ocupados en la guerra civil y sus nombres estaban irremisiblemente unidos al estropicio y la calamidad(...) No quedó en el sitio del mercado otra alma viviente que Belisa Crepusculario, quien no había visto jamás al Mulato y por lo mismo le extraño que se dirigiera a ella.
-A ti te busco- le gritó señalándola con su látigo y antesque terminara de decirlo, dos hombres cayeron encima de la mujer atropellando el toldo y rompiendo el tintero, la ataron de pies y manos y la colocaron atravesada como un bulto de marinero sobre la bestia del Mulato. Emprendieron galope en dirección a las colinas.(...)
Ella quiso saber la causa de tanto maltrato y él le explicó que el coronel necesitaba sus servicios. Le permitió mojarse la cara yenseguida la llevó a un extremo del campamento, donde le hombre más temido del país reposaba en una hamaca colgada entre dos árboles. (...)
El Coronel se puso en pie y la luz de la antorcha que llevaba el Mulato le dio de frente. La mujer vio su piel oscura y sus fieros ojos de puma y supo al punto que estaba frente al hombre más solo de este mundo.
-Quiero ser el Presidente- dijo él....
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