La verdad en el cristianismo

La verdad en el cristianismo
Johnny Rafael Suquillo
1. “¿Qué es la verdad?” (Jn 18,37)
a. Una aproximación antropológica
Cualquier conocimiento que quiera tener el hombre, más aún si versa sobre sí mismo, parte de un presupuesto: “existo”. Es lo que san Agustín definió con el célebre “si enim fallor sum”1, que inspiró a Descartes su “cogito, ergo sum”2. De aquí que sea imprescindible para elhombre partir una primera verdad: su propia existencia, lo que hace de la verdad el punto de partida y a la vez la meta de todo conocimiento humano.
No obstante, en nuestro mundo actual contagiado por la plaga del relativismo, resulta extremadamente difícil proponer a nuestros semejantes una verdad objetiva y por tanto universal que puedan aceptar. En ese momento vienen las críticas infundadasque calificarían a la postura de dogmática, retrógrada y hasta inhumana. En ese sentido, puedo afirmar que el hombre post-moderno está sediento de conocer con exactitud las cosas, y no tiene miedo de aceptar aquello que la ciencia experimental le muestra como verdadero pero, por el contrario, cuando se le plantea la posibilidad de la existencia de una verdad objetiva sobre sí mismo o sobre lascosas que le rodean en sentido filosófico, en seguida reacciona con una frase típica de nuestra época “esa es tu opinión, yo tengo otra”. Es decir, el hombre está sediento de la verdad, y acepta ciegamente la verdad que se le muestra como cierta por un método experimental, no obstante, cuando se le propone buscar la verdad por sí mismo, cae en la “pereza intelectual” y en el “comodismo académico” deno pretender investigar por sí mismo la única verdad que merece la pena, y que es la base de cualquier otra: la verdad sobre sí mismo.
En este sentido, la tarea de la filosofía en la actualidad es lograr motivar al hombre para que ir en busca de aquella verdad fundamental y no contingente que posibilitará su existencia en el mundo como un ser seguro de sí mismo y de aquello que pretende buscar enel camino de su propia existencia.
“si el hombre puede conocer la verdad, las verdades fundamentales sobre sí mismo, sobre su origen y su futuro, o si vive en una penumbra que no es posible esclarecer. Sólo si el hombre es capaz de conocer la verdad, la propia existencia tiene sentido. Sólo si existe una verdad sobre el ser humano, se puede respetar la dignidad de cada persona.”3
Así, laantropología filosófica se sebe proponer actualmente una tarea más elevada que la encargada por la tradición aristotélico-tomista, y cae ya en otro campo, también más elevado: la verdad del hombre como fundamento de su propia dignidad. Por ello, trataremos a continuación la cuestión de la verdad referente al hombre desde aquello que Dios ha revelado a lo largo de la historia.
b. Vocación del hombre ala verdad: antropología teológica
En efecto, una de las preguntas principales de la filosofía es precisamente “¿Quién soy?”, y en esa interrogante está inmersa la cuestión que dejó planteada pero abierta la antropología filosófica: la dignidad del hombre. En la medida en que iluminemos la temática de la dignidad humana, estaremos en condiciones de realizar algunos apuntes sobre la identidad dela persona.
En este sentido, la antropología teológica cristiana presenta al ser humano como una criatura singular capaz de reflexionar no sólo sobre el mundo creado, sino sobre sí mismo. De este modo, concibe al hombre en su status viatoris como un ser que busca conocerse y comprenderse para conocer y comprender a sus semejantes. Por ello, la respuesta que se da desde la Revelación essignificativa: el hombre es “imago Dei” (cfr. Gn 1,26), centro y cima de la creación visible que por su misma naturaleza está llamado (es, por tanto, vocacionado) a una relación personal con Dios que lo ha creado y que ha querido hacerle partícipe de su vida divina4.
Y he aquí la segunda verdad que posee el hombre con certeza, después de su propia existencia: su llamado a la comunión con Dios, quien al...