La verdad sobre la mentira

La verdad sobre la mentira

Decir embustes se vuelve a veces un pésimo hábito...
Bella DePaulo, profesora de psicología de la universidad de Virginia en Charlottesville, reunió a ungrupo de 77 estudiantes y 70 residentes de la cuidad para realizar un estudio inusitado: los estudiantes anotarían el número y los pormenores de las mentiras que dijeran en una semana.
Unestudiante y seis de los residentes afirmaron no haber dicho ninguna. Los otros 140 participantes confesaron 1535.
La mayoría de las mentiras eran piadosas; por ejemplo, mostrar falsacondescendencia o comprensión ante el cónyuge o un amigo, o fingir coincidencia de opinión con un familiar. La profesora DePaulo observo que entre las mujeres las mentiras casi siempre sedebían a que no deseaban herir los sentimientos de las otras. Los hombres, en cambio, generalmente las decían por convenir a sus intereses.
Lo más sorprendente es que esos embusterosempedernidos aseguraron que mentir les causaba “poca preocupación o remordimiento”. ¿También en eso mentían? Quizás sí. Lo cierto es que hay pruebas de que la gente dice falsedades con muchafrecuencia.
Muy elocuentes son los resultados de un encuesta que el instituto Josephson de ética (IJE), de california, realizo en 1998 entre 20,000 estudiantes de enseñanza media: 92 por cientoadmitieron haber mentido a sus padres el año anterior, y 73 por ciento, que mentían por lo menos una vez a la semana. Con todo, 91 por ciento afirmaron sentirse satisfechos con suconducta y sus valores morales.
¿Cuántas veces hemos oído expresiones como “te llamare por teléfono” o “lo siento, estaba ocupado”? incluso hay profesionales (abogados, críticos, expertos enrelaciones públicas) que parecen especializarse en ajustar la verdad a las necesidades de sus clientes.
Las mentiras piadosas son el pan de cada día, y todos sabemos por qué las decimos.