La Vida De Los Otros
Muestra el terrible y a veces extrañamente gracioso sistema de vigilancia de la antigua Alemania Oriental. A principios de los años 80, el exitoso escritor Georg Dreyman y sucompañera de toda la vida, la popular actriz Christa-Maria Sieland, eran las estrellas intelectuales del estado socialista, a pesar de no siempre ser leales a los lineamientos del partido. Un dia, elMinistro de Cultura se interesa por Christa, por lo que el servicio secreto asigna al agente Wiesler para que vigile y grabe las conversaciones de la pareja, tarea que el agente encuentra fascinanteGerd Wiesler es un cualificado oficial de la Stasi especializado en capturar enemigos de la patria. Gracias a su competencia recibe la misión de espiar a un dramaturgo y su novia, una famosa actrizteatral, sospechosos de rebeldía. Desde ese momento Wiesler presencia cada momento de sus vidas. Pero para su sorpresa, contemplar la existencia de sus objetivos comienza a alterar la suya propia.Tememos lo que no conocemos. El odio siempre está dirigido a lo desconocido. A aquello que vemos lejano, distinto, inhumano. Nuestra ignorancia de la vida de los otros, nos hace ser con elloscrueles, desalmados, desgraciados. La cura que propone von Donnersmarck es sencilla, pero efectiva. A través del extraordinario receptor sensorial que es el solitario represor Wiesler (un magnífico UlrichMühe), convierte al espectador en un intruso. En un observador de la vida de CUALQUIERA de nuestros prójimos. El inusual trabajo de Weisler le convierte en un Dios caprichoso capaz de jugar con las vidasde sus objetivos tirando simplemente de un cable, y al público en un cómplice contemplativo. Pero el conocimiento absoluto de los semejantes, de sus miedos, sus secretos, sus esperanzas, susdebilidades… de sus vidas, termina pareciendo algo propio. La inevitable empatía es al fin y al cabo un grabador de sentimientos, que reproducidos en nosotros mismos son capaces de llenar cualquier vacío....
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