La vida en la fe
El Jubileo del año 2000 nosinvita a dirigir la mirada, una y otra vez, a un acontecimiento histórico sin igual: el Verbo eterno se hizo hombre[2]. ¡Sí! ¡DIOS, el infinito, el eterno, elcreador de todo el universo y del hombre, SE HA HECHO HOMBRE! Considerar seriamente el significado de esta afirmación, ¿no debería dejarnos perplejos? Sin duda es unhecho que sobrepasa absolutamente nuestra capacidad de comprensión. ¡Que lo infinito se haga limitado! ¡El Verbo eterno, el Hijo del Padre, se ha hecho hombre!Con qué facilidad acostumbramos decirlo, con qué naturalidad lo escuchamos, pero ¿tomamos realmente conciencia de lo que esto significa, de modo que esaconciencia influya decisivamente en nuestro ser y quehacer?
Tomar conciencia del peso que tiene el inefable acontecimiento de la Encarnación del Verbo eterno y suNacimiento entre nosotros no puede dejarnos indiferentes. El hecho es demasiado importante como para no tenerlo en cuenta en nuestras vidas, o como para "pasarde largo" ante él. Al contrario, exige una "toma de posición", una respuesta, una opción: o creo, o no creo. O estoy con Él, o estoy contra Él[3]. Incluso laindecisión sobre este punto debe resolverse en una dirección, ya que cada persona tiene no sólo el derecho sino el deber de buscar la verdad y seguirla.
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