la vida es buena
En la televisión daban la novela de la tarde, hace un momento atrásconversaba con mi padre por teléfono, hablábamos de cosas, cosas sin sentido que se suelen hablar para saber del otro, y ahí estaba mi gato, tranquilo y regaloneando como siempre, su ronroneo y sus cariños; como nunca muy amablemente acariciaba mi mejilla sin un rasguño. Yo le hacía cariños en su pancita, mientras hablaba con papá, y él a cambio me regalaba un abrazo en mi pierna. De un momento aotro Cholo me miro con sus inmensos ojos amarillos y saltó hacia debajo de mis pies. La conversación terminó y el gato pidió salir para tomar aire.
Es en este preciso momento en donde cambiaria mi vida, es increíble como todo se puede derrumbar en un solo segundo, es increíble lo que nos depara el destino, es increíble lo que puede ocurrir en un abrir y cerrar de ojos.
Seguimos nuestra vida comosi nada, era lo de costumbre, mirar televisión, comentar lo que pasaba, descansar o simplemente acompañarse por todo el tiempo en la semana en la que no había estado en casa.
Escuché un maullido de mi gato, pero no le tome atención, era otro más, pensé, siempre lo hacía siempre saltaba de un lado para otro, jugaba con sus pelotitas hechas de fieltro, pelotitas que se había acaparado para éldespués de sacarlas de la cómoda de mamá. Pero en esta oportunidad no era solo un maullido, era algo mucho más grave, algo que cambiaría nuestras vidas para siempre. Me acerqué hacia la ventana del baño, ventana que daba al patio trasero de la casa, en ese mismo momento mi madre, salió a fumarse un cigarrito, ya que la noche invitaba a salir, quizás eso mismo pensaba el Cholo. Cuando llegue a laventana la abrí y comencé a gritarle al Cholo, porque ya su maullido era un poco extraño, lo llamé y él me contestó, y cada vez más fuerte, mi madre preocupada me gritó desde afuera que algo le pasaba a Cholo, y yo aún más me preocupé, no podía ser que a mi pequeñito amado le pasará algo.
Salí corriendo hacia afuera y ahí lo encontré tirado sin poder moverse, sin ni siquiera poder levantar su cabeza,mamá llegó por atrás de la casa y me pidió que fuera a buscar una linterna, y como mi pequeño es negro a penas podíamos ver donde estaba. Cuando llegue con la linterna empezamos a ver como lo podíamos ayudar, una adrenalina fluyo por todo mi cuerpo, una sensación que no puedo explicar, lo único en lo que pensaba era en cómo podía ayudar a mi gato y quitarle ese dolor que estaba sintiendo, en unminuto su maullido se intensificó gritaba y pedía ayuda a su manera, el pobre siempre se comunicaba con nosotras y esta vez nos pedía a gritos ayuda para calmar su dolor, pero como lo hacíamos, yo no tenía idea y me sentía de manos atadas no sabía qué hacer, ni por dónde empezar.
Cholo se encontraba al otro lado de la casa, en un sitio colindante botado, sin poder moverse y lo único que podíahacer era gritar clamando por ayuda. Era tan grande su dolor, que con solo verlo me desgarraba el corazón.
Mi pequeño había llegado a nuestra casa en el verano, eran ocho meses los que había estado con nosotros, los más bellos ocho meses que he tenido junto a una mascota, llegó en condiciones muy extrañas, nunca supimos quien lo había dejado en mi casa, ni cuando había llegado, solo recuerdo cuandoun día salió de su guarido, todo pelado y con los ojos llenos de lagañas a pedir agua o comida, con maullido de gatito desamparado, no estaba solo, se encontraba con su hermano, un gato mucho mas bien cuidado que él, de hecho siempre pensé que el pequeño no duraría mucho tiempo, ya que su salud era bien deplorable. Pero el tiempo diría lo contrario, pasaron los días y así como llegaron los gatos...
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