La vida no es un derecho
2. La eutanasia activa -suicidio asistido- no es un respeto de la libertad de la persona, sino la decisiónde un tercero -legislador o juez- sobre qué vida merece la pena ser vivida (o le merece la pena a la sociedad que continúe viva). Es la peor de las discriminaciones: clasificar las vidas según suutilidad o calidad. ¿Quién decidirá qué sufrimiento puede acceder a la eutanasia?: el cáncer de próstata, la tetraplejia, la depresión o incluso la quiebra financiera.
3. La eutanasia acaba extendiéndose.Siempre que se abre una fisura en el edificio jurídico de la defensa de la vida, éste acaba derrumbándose. Tenemos el antecedente del aborto: de los tres supuestos restrictivos, se ha pasado alaborto libre a la carta. Y, por supuesto, acaba apareciendo el negocio respectivo: ya existe en Zurich el suicidio asistido... el llamado turismo fúnebre.
4. La eutanasia es el fracaso de la sociedad:cuando un enfermo pide la muerte (todos hemos gritado alguna vez: ¡tierra trágame!), lo que está pidiendo es ayuda y más cariño. Si se le da la razón y se le „concede“ la muerte, se le está diciendo: esverdad, tu vida ya no merece la pena, nos estorbas, nada más podemos hacer por ti.
5. Nunca puede ser digna una muerte provocada -ni puede ser digno provocarla-: la muerte digna es aquella en la quese trata al paciente como persona, al margen de sus condiciones vitales, rodeado del cariño de los demás y poniendo a su disposición los cuidados paliativos pertinentes. La eutanasia nunca puede ser...
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