la vida
Calicles. –– Ya he dicho que a los de buen juicio para el gobierno de la ciudad y a losdecididos. A éstos lescorresponde regir las ciudades, y lo justo es que ellos tengan más que los otros, los gobernantes más que losgobernados.Sócrates. ––Pero ¿y respecto a sí mismos, amigo? ¿Se dominan o sondominados?Calicles. –– ¿Qué quieres decir?Sócrates. –– Hablo de que cada uno se domine a sí mismo; ¿o no es preciso dominarse a sí mismo, sino sólodominar a los demás?Calicles. –– ¿Qué entiendes pordominarse a sí mismo?Sócrates. –– Bien sencillo, lo que entiende la mayoría: ser moderado y dueño de sí mismo y dominar las pasiones y deseos que le surjan.
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Aparece claramente acá la necesidadde que quienes quieran gobernar, o bien, quienesefectivamente gobiernen en la ciudad, se
gobiernen a sí mismos.
Antes de analizar con mayor detalle que implicancias veo que se pueden rastreardesde esa pregunta, quisiera ligar esta intuicióncon la pregunta por la
inquietud de sí
, que desarrolla Foucault en su libro “La hermenéutica delsujeto”, por lo tanto, con el diálogo platónicoque primordialmente trata, a saber, el “Alcibíades.”Esto pues, el análisis de la inquietud de sí que desarrolla Foucault parte del tratamiento que se le daen ese diálogo, a pesar de todos losproblemas de autenticidad y de datación que éste pudiera tener.En definitiva, Alcibíades que es presentado como un joven de buena familia, que tiene por tantoalguna suma respetable de dinero, quiere...
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