la vida

Me he sentido la persona más solitaria del mundo. Pensaba que, de alguna forma, no volvería a enamorarme como lo hice aquella vez de la que ya nisiquiera me acuerdo. Siempre he sido extrema, o demasiado cerca, o demasiado frío. Demasiado invierno todo el año en mis ojos, que a veces son del color deno saber cómo cambiar las cosas. Mirando el mundo pasar y preguntándome si vendrías conmigo o simplemente seríamos dos viandantes que se cruzaban sinmirarse a la cara. Ajenos, cómo tantos silencios. Y nos agarramos a otras manos. Soñando despiertos. Y ahora la resaca. Intentando diferenciar larealidad de tus labios a escondidas del orgullo, que no nos deja acercarnos por si resulta que en realidad nos queremos. Y por si luego nos vamos, y no nosllegamos a ir del todo. Y cada recuerdo, una aguja clavada en un muñeco de vudú que nosotros mismos creamos. Rectificabamos de los errores acostandonoscon ellos. Y despúes el sexo de renciliación después con la catástrofe. Recuerdo tus palabras cómo disparos y tus sonrísas de orgulloso. ¿Y si nostenemos que buscar en otros? ¿Y si somos en nosotros mismos? ¿Y si en los sueños de cualquier desconocido? ¿Y si...? ¿Y no volverá a ser el otoño como elprimero que vivimos? ¿Y no llegaremos a cicatrizar nunca? ¿Y no dejaremos de herirnos con nuestros propios recuerdos? ¿Y no...? Cuando las despedidassólo duraban apenas lo que un tren tarda en irse a su destino, o incluso un portazo. O cuando te juro que el amor sigue siendo el plan B de mi vida.