la vida
se ocupa preferentemente de aquellas consecuencias sociales que
constituyen el objetivo inmediato de los actos realizados porlos
hombres en la producción y el intercambio. Esto corresponde plenamente
al régimen social cuya expresión teórica es esa ciencia.
Dado que los capitalistas aislados producen o intercambian con
elúnico fin de obtener beneficios inmediatos, sólo deben ser tenidos
en cuenta, primeramente, los resultados más próximos y más
inmediatos. Cuando un industrial o un comerciante venden la
mercancíaproducida o comprada por él y obtiene la ganancia habitual,
se da por satisfecho y no le interesa absolutamente nada lo
que pueda ocurrir después con esa mercancía y su comprador.
Igual ocurre conlas consecuencias naturales de esas mismas acciones.
Cuando en Cuba los plantadores españoles quemaban los
bosques de las laderas de las montañas para obtener con la ceniza
un abono que sólo lesalcanzaba para fertilizar una generación
de cafetos de alto rendimiento, ¡poco les importaba que, privada
de la protección de los árboles, las lluvias torrenciales del trópico
barriesen la capavegetal del suelo y dejasen la roca al desnudo!
En el actual modo de producción, y tanto en lo que respecta a las
consecuencias naturales como a las consecuencias sociales de los
actos humanos, lo queinteresa preferentemente son sólo los primeros
resultados, los más palpables. Y luego hasta se manifiesta
extrañeza de que las consecuencias remotas de las acciones que
persiguen ese fin resultenser muy distintas y, en la mayoría de
los casos, hasta diametralmente opuestas; de que la armonía entre
la oferta y la demanda se convierta en su contrario, como nos
lo demuestra el curso de cada unode esos ciclos industriales de
diez años, y como han podido convencerse de ello los que con el
crac han vivido en Alemania un pequeño preludio29; de que la
propiedad privada basada en el trabajo...
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