La Viejita Chiquita
La Viejita Chiquita
Había una vez, en un país lejano, una viejita chiquita. Y esta viejita era tan chiquita, tan chiquita, que a no ser por el resonante y agradable timbre de su voz, era difícil saber en que lugar realmente se encontraba. En contraste con su porte, todos la querían con amor monumental y tanto familiares como amigos siempre la buscaban para que les contara anécdotas de suvida y les hiciera pasar ratos placenteros con sus entretenidas historias.
En una ocasión estando reunidos en familia, llegaron unos amigos que venían con animo de fiesta y querían compartir y pasar un rato parrandero con nosotros. Y claro, venían preparados a bailar, cantar y gozar al compás de unos triquifortis, o lo que es lo mismo, tomarnos unos tragos de esos que lo hacen sentir a uno felizde haber nacido y encantao de la pelota. Esas eran sus más impetuosas intenciones, pero como casi de inmediato se enteraron de que allí también estaba la viejita chiquita, su parecer cambio al instante. Qué baile, qué canto ni que nada! Su entusiasta pujanza se enfocaba ahora en escuchar alguna historia de aquellas que amenamente solía contar la viejita chiquita. Fíjense ustedes como son lascosas! Les aseguro que no le estoy poniendo tiza a la vaina ni nada por el estilo. Ese gran ímpetu de fiesta y de parranda en asunto de segundos pasó a un segundo plano. Y... bueno, la cuestión es que no había pasado siquiera un par de minutos cuando ya estaban insistiendo, persiguiendo y pidiéndole a la viejita chiquita que contara una de esas fabulosas historias de su vida. Yo siempre recuerdo yrecordaré esa ocasión con singular afecto. Después de la comida, salimos todos al patio grande de la casa, prendimos una fogata y a la luz de la luna tomábamos whisky, brandy y vino. Y como si esto fuera poco, recitábamos, contábamos chistes, reíamos y gozábamos muchísimo. Un amigo tocaba la guitarra y con las vibraciones de sus melódicas cuerdas brotaban unas voces bellas como de jilguero encacorraocortejando a su pareja y también otras voces que por su marcado desafino, especialmente cuando subían el tono, chirriaban de tal modo que nos hacían “totiar” de la risa a todos por parejo. Mientras transcurría esta inolvidable parranda de vino y poemas, guitarra y canción, nuestros queridos amigos insistían y persistían porque a toda costa y por todos los medios querían que la viejita chiquitanos contara alguna historia o siquiera una pequeña anécdota de antaño. Tanta fue la insistencia y pujanza de estos tíos, que finalmente lograron su objetivo. Y así, después de una pausa en que solo se oía el chisporroteo de los leños sobre el carbón encendido, la viejita chiquita dio rienda suelta a su fecunda lengua. Un circulo grande se formó en derredor de ella y así comenzó la tan esperadahistoria. Hace ya algún tiempo, cuando era chiquita... y notando la risa contenida y el intercambio de miradas de los asistentes, no pudo menos que reírse también y repetir con todos, cuando yo era chiquita, ja! ja! ja,! Cómo si alguna vez hubiera sido grande, ah? Bueno, bueno, espero que me pongan atención porque seriamente aquí viene la historia. Cuando yo era apenas una niña, tenía que ir a laescuela, así como lo hacían todos los niños de mi edad. La escuela y yo éramos como el agua y el aceite! No nos entendíamos para nada! En verdad, yo odiaba la escuela, especialmente lo que más detestaba era las matemáticas. Contra mi voluntad aprendí a sumar y a restar, pero luego cuando entré en ese horrendo, complicado y fastidioso mundo de la multiplicación, mi vida comenzó a sufrir los tropiezos ydescalabros más terribles que un ser humano, común y corriente, joven y valiente, pudiera experimentar. Para mí era un sacrificio enorme tener que aprender de memoria las tablas de multiplicar. Mi padre, que dicho sea de paso, era por naturaleza más nervioso que un pájaro colibrí picando aquí y allí, y más estricto que un erguido militar de cachucha alemana, me obligaba a estudiar todos los...
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