La Virgen De Chiquinquira
Las sombras de la noche empezaban a disiparse entre lasclaridades del alba, y la viejecita no pudo reconocer la extraña tabla. Debajo del brazo y confundida con la ropa ajena la llevó a su casa, y en la modesta vivienda familiar fue útil comotapa de una tinaja cualquiera. De cara al agua aprisionada entre las paredes de barro, la Virgen guardaba su secreto en las sombras de una pintura borrosa, hasta que la buena viejecita, a laluz del mediodía, advirtió la silueta de una imagen sagrada y de uso doméstico la tabla peregrina se convirtió en motivo de veneración colgada en la pared.
Un sábado 18 de noviembre,sonó la hora de la epifanía. Raros movimientos conmueven la placidez de la vivienda. Golpes y ruidos inauditos se sentían una, dos y tres veces repetidas. Estupor, miedo, aturdimiento ysensaciones inexplicables estremecen a la viejecita. Y, al acudir temblorosa y jadeante a la alcoba misteriosa, la encuentra toda luz con los fulgores que el retablo difundía en hacesmeridianos, y de rodillas cae ante la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá , visible ahora y renovada con belleza incomparable. ¬Milagro!!, gritan los vecinos que, intrigados, hab¡an visto hastahace poco aquellas manchas en la pared. Corre la novedad entre el pueblo creyente. Prende la curiosidad entre los indiferentes.
Y el modesto hogar, se convierte en centro de romeríaspiadosas y santuario a donde los fieles van a encontrarse a la Virgen de color mestizo y de faz ind¡gena, que a todos miraba con semblante acogedor; era la Epifanía de Chiquinquirá .
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