La vision de los vencidos
Páginas: 6 (1333 palabras)
Publicado: 8 de marzo de 2012
Seminario Comportamiento Organizacional
Breve bosquejo de la mexicanidad
Por Lorena Castañeda Valenzuela
“Podemos representar al mexicano como a un
hombre que huye de sí mismo para refugiarse en un mundo ficticio”
Samuel Ramos
En efecto, la idea de lo mexicano es mera ficción. Los pueblos mesoamericanos fueron re-sustantivados y re-adjetivados a raíz del renacimientoespañol que se trasminó a través de la conquista. Viles exiliados y crasos, en su mayoría, plantaron su hostil presencia en la concepción fatalista de los antiguos pobladores; la ficción del mito y la ficción de la libertad abrumaron la psique de indígenas insurgentes y pro-cortesianos, es decir, que el problema actual de las proyecciones subjetivas, tan absurdas y abigarradas, subyacen en laintra e intersubjetividad que ha permanecido (patológicamente) en el devenir de la historia de lo que hoy es México.
La conjugación en modo imperativo de la cruz cristiana y de la estridente hispanidad vino a reconfigurar el breve y arbitrario imperialismo mexica. Los presagios funestos hicieron una mortal incisión en las mentes precolombinas de Anáhuac y fue entonces que Europa se convirtió,cristalizándolas tiránicamente, en la eterna directriz del destino americano. A partir del periodo novo-hispano comenzó la génesis estrepitosa del complejo conglomerado de valores, usos, costumbres (en su mayoría disolutas) y fanatismos que distinguen al mexicano hoy en día; distinciones que lo estigmatizan de dos modos: En el interior de su morada presume de un espíritu brioso, capaz y diligente,sofocando, reprochando y disolviendo los logros de sus coterráneos; por el contrario, en el exterior inclina la cabeza en tono servil y complaciente, ya que como forastero percibe su carácter soez y exótico. La inferioridad se pone de manifiesto, mas intenta ser ofuscada a través de la picardía y el jolgorio escandaloso del supuesto júbilo que lo caracteriza.
¿Y cómo no ha de sentirse inferior elmexicano? Si todo el sincretismo de su cultura es herencia europea y la atmósfera que rodeó toda esa consolidación ha conservado el velo de la sumisión frente a la hegemonía de imperios más desarrollados. Evidentemente, el fantasma del periodo colonial continúa aferrado a vergonzosas continuidades, ya el siglo XIX se puede resumir como el siglo prostituido por el apuntalante influjo ideológicodel viejo continente y la férrea y necia insistencia de su instauración en la incipiente nación mexicana.
Es decir, que la condición antropológica negativa y el potencial ingreso de la modernidad se disputaron el trono entre los siglos XVI y XIX. Corrupción, dicotomías, caos y fenómenos antitéticos marcaron el andamiaje de la idea lo mexicano; es así que la ficción y las románticas proyeccioneshan condenado a esta región geopolítica heterogénea hacia la testaruda idea de unidad y prosperidad progresista. ¡Imposible!
La terquedad en la búsqueda de la cohesión de un pueblo, que en realidad son muchos pueblos, ha vagado por la penumbra de los fanatismos. En sus orígenes religiosos, luego despóticos, dictatoriales y facinerosos, insisto, ¿y cómo no ha de sentirse inferior el mexicano?Si su historia es un espejo de discordias, si su realidad es un espejo de contradicciones y si su porvenir es un cristal roto de sueños irreconciliables.
Desafortunadamente, la conciencia de tan insoluta realidad mora en pequeños gremios, mientras la negra nube de la conformidad y la desesperanza ciega a la muchedumbre. La droga del vulgo reside en dos fórmulas sumamente adictivas: lareligiosidad y el “relajo”. La consecuencia: una irrefrenable reducción de la racionalización y el aumento desmedido de psiques ignorantes, llanas y dóciles. El filósofo mexicano Samuel Ramos afirmaba: “qué dosis de verdad puede soportar el hombre” y tras esta advertencia el autor evidenció un panorama desdeñoso, y sin embargo necesario para el intento de reconfiguración y corrección de las anomalías...
Breve bosquejo de la mexicanidad
Por Lorena Castañeda Valenzuela
“Podemos representar al mexicano como a un
hombre que huye de sí mismo para refugiarse en un mundo ficticio”
Samuel Ramos
En efecto, la idea de lo mexicano es mera ficción. Los pueblos mesoamericanos fueron re-sustantivados y re-adjetivados a raíz del renacimientoespañol que se trasminó a través de la conquista. Viles exiliados y crasos, en su mayoría, plantaron su hostil presencia en la concepción fatalista de los antiguos pobladores; la ficción del mito y la ficción de la libertad abrumaron la psique de indígenas insurgentes y pro-cortesianos, es decir, que el problema actual de las proyecciones subjetivas, tan absurdas y abigarradas, subyacen en laintra e intersubjetividad que ha permanecido (patológicamente) en el devenir de la historia de lo que hoy es México.
La conjugación en modo imperativo de la cruz cristiana y de la estridente hispanidad vino a reconfigurar el breve y arbitrario imperialismo mexica. Los presagios funestos hicieron una mortal incisión en las mentes precolombinas de Anáhuac y fue entonces que Europa se convirtió,cristalizándolas tiránicamente, en la eterna directriz del destino americano. A partir del periodo novo-hispano comenzó la génesis estrepitosa del complejo conglomerado de valores, usos, costumbres (en su mayoría disolutas) y fanatismos que distinguen al mexicano hoy en día; distinciones que lo estigmatizan de dos modos: En el interior de su morada presume de un espíritu brioso, capaz y diligente,sofocando, reprochando y disolviendo los logros de sus coterráneos; por el contrario, en el exterior inclina la cabeza en tono servil y complaciente, ya que como forastero percibe su carácter soez y exótico. La inferioridad se pone de manifiesto, mas intenta ser ofuscada a través de la picardía y el jolgorio escandaloso del supuesto júbilo que lo caracteriza.
¿Y cómo no ha de sentirse inferior elmexicano? Si todo el sincretismo de su cultura es herencia europea y la atmósfera que rodeó toda esa consolidación ha conservado el velo de la sumisión frente a la hegemonía de imperios más desarrollados. Evidentemente, el fantasma del periodo colonial continúa aferrado a vergonzosas continuidades, ya el siglo XIX se puede resumir como el siglo prostituido por el apuntalante influjo ideológicodel viejo continente y la férrea y necia insistencia de su instauración en la incipiente nación mexicana.
Es decir, que la condición antropológica negativa y el potencial ingreso de la modernidad se disputaron el trono entre los siglos XVI y XIX. Corrupción, dicotomías, caos y fenómenos antitéticos marcaron el andamiaje de la idea lo mexicano; es así que la ficción y las románticas proyeccioneshan condenado a esta región geopolítica heterogénea hacia la testaruda idea de unidad y prosperidad progresista. ¡Imposible!
La terquedad en la búsqueda de la cohesión de un pueblo, que en realidad son muchos pueblos, ha vagado por la penumbra de los fanatismos. En sus orígenes religiosos, luego despóticos, dictatoriales y facinerosos, insisto, ¿y cómo no ha de sentirse inferior el mexicano?Si su historia es un espejo de discordias, si su realidad es un espejo de contradicciones y si su porvenir es un cristal roto de sueños irreconciliables.
Desafortunadamente, la conciencia de tan insoluta realidad mora en pequeños gremios, mientras la negra nube de la conformidad y la desesperanza ciega a la muchedumbre. La droga del vulgo reside en dos fórmulas sumamente adictivas: lareligiosidad y el “relajo”. La consecuencia: una irrefrenable reducción de la racionalización y el aumento desmedido de psiques ignorantes, llanas y dóciles. El filósofo mexicano Samuel Ramos afirmaba: “qué dosis de verdad puede soportar el hombre” y tras esta advertencia el autor evidenció un panorama desdeñoso, y sin embargo necesario para el intento de reconfiguración y corrección de las anomalías...
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