La vivencia del mal en la figura de Kierkegaard






Universidad Bolivariana
Facultad de Derecho
Curso: Ética












"La vivencia del mal en la figura de Sören Kierkegaard." Comentario a partir de "Finitud y Culpabilidad de Paul Ricoeur











Alumno: M. Cristóbal Tejos Bravo

Junio de 2013
Si es posible hablar de un concepto común en la ética, podemos afirmar que éste consiste en la relaciónentre conciencia y valores. Refriéndonos a dicho ethos, sabemos que si este es escrito con heta significa conciencia, entendida esta con un matiz (con posterioridad a Sócrates) de carácter subjetivo o “interior” -piénsese en la moral kantiana-; a pesar de que en la generalidad de la antigüedad (como en Heráclito, Platón, Aristóteles y Santo Tomás) posee un tono divino o “exterior”. Por otro lado, siaparece escrito con épilson significa –aproximadamente- costumbre, estrechamente relacionada con mores, de donde a su vez proviene moral.
De lo anterior es posible deducir los dos planos que se debaten en lo ético: lo individual (el carácter o la conciencia) y lo social (la costumbre, o también los valores que heredamos de nuestros antepasados). A su vez, la anterior escisión nos ilumina lacomprensión del conflicto que siempre se está suscitando en lo que concierne a lo ético, ya que frecuentemente se enfrentan las convicciones individuales con códigos sociales y tradicionales.
Sobre lo dicho y volviendo al concepto común, reiteraríamos que lo prevaleciente en la antigüedad es una estructura valórica proveniente de un ordenamiento cósmico o trascendente-aunque como nos dice Heidegger, el término “valor” (wert) es esencialmente moderno-; por otro lado tendríamos el ordenamiento “interno” que es establecido por el sujeto. A partir de todo lo dicho hay un largo proceso que se deja apreciar nítidamente (nos sugiere Paul Ricoeur), que es regido por la forma en que el sujeto ha vivenciado el mal. Se trata de que en un inicio el hombre vivenció primeroel mal como algo que se impone fatalmente desde “afuera” y que paulatinamente habría ido “interiorizándolo”, en la medida de que habría ido haciéndose responsable de él.
Con el fin de hacer visible el mencionado proceso, en que nos habríamos hecho responsables –y culpables- del mal, tomaremos como caso ejemplar la figura de Kierkegaard y la vivencia subjetiva al vivir el mal como mancha.
Entrelos recuerdos juveniles del filósofo figura una conversación con su padre sobre la figura simbólica del cuento el Capitán de ladrones –una suerte de Robin Hood para nosotros-. En aquella conversación su padre le dejó entrever que hay crímenes que sólo pueden combatirse con la ayuda de Dios (Haecker, 1947). Sören se impresionó muchísimo, corrió a su cuarto y se miró en el espejo –no su interior,sino en el espejo-: allí vio, en su joroba, la posibilidad de convertirse en un criminal, puesto que la joroba es como una mancha, un estigma demoníaco (aunque pudo verse como un Karamazov y como muchos otros pueden verse en plena angustia como continentes de infinitas posibilidades demoníacas).
Al hablar de la mancha estábamos hablando de un elemento originario de la eticidad humana, querepresenta por lo tanto una clave respecto del origen de nuestros juicios valóricos. Mas el concepto de mancha abandona la esfera de la corporalidad y su infección la vivencia el hombre subjetivamente a través de un específico sentimiento absolutamente interno (Ricoeur, 1986).
Tal mancha en Kierkegaard podemos verla no sólo en su “joroba” –tal vez en relación con ella- pero la observamos en otrohecho. A los veintidós años acontece en Kierkegaard lo que describió como “un gran terremoto”, al contarnos en su “Diario” que debía pesar una falta sobre la familia Kierkegaard y Dios la estaba castigando, por lo cual desaparecería borrada por la mano de Dios, como una tentativa fracasada”(Kierkegaard, 1993). Es bastante probable que esto se refiera a la mancha que se devuelve sobre la familia...