La Vos Del Invalido
Bajo la sombra de sauz añoso
frente a un albergue rústico y apartado,
se hallan, un joven de naciente hozo,
y un viejo descreido, mutilado.
Los surcos de la frente marchitada
las escépticas frases qué congelan,
la irónica sonrisa y la mirada
del viejo su pasado nos revelan.
El apuesto garzón, el casi niño,
con marcada humildad escucha atento
al anciano, que lleno de cariño
le dice así con paternal acento:
Conque, Andrés, ¿vas a partir?
¿Se torna el rapaz en hombre?
¡Bien!... Escucha y no te asombre,
Andrés, lo que vas a oir.
En el revuelto océano
en que fui náufrago undía,
quiero que lleves por guia
la débil voz del anciano.
No cual clérigo profundo
evangelizarte anhelo:
la virtud es flor del cielo
que se marchita en el mundo.
No de ilusiones quehalagan
te hablaré, ni de moral;
quiero; Andrés, que no hagas mal
ni dejes que te lo hagan.
Franklin dijo en parte alguna,
hablando del mundo, que:
"Lo que salva no es la fe
sino el no tener ninguna."
No creas consejos ni apólogos,
busca siempre la verdad:
la fe, chico, es necedád
que llaman virtud los teólogos.
Yo no te aconsejo el vicio,
el que mal hace, mal halla;
quiero que vistas conmalla
tu corazón tan novicio.
Y ya que tus tiernos años
estún flacos de experiencia,
escucha, Andrés, con paciencia
la voz de los desengaños.
También locas ilusiones
mi juventud conmovieron,
y las que ilusiones fueron
son yá negras decepciones.
Por eso en estulta calma
niego todo con cinismo,
porque el torpe escepticismo
viento es que congela el alma.
*
Tú vas a la corte. Alli
activo en tu bien rebúllete.
Consérvate, aséate, instrúyete,
y vive, Andrés, para ti.
Obra mucho y cierra el labio,
que llega a su finmás pronto,
con su actividad el tonto
que con su pereza el sabio.
Es la corte cosa brava,
todos mal de todos piensan.
los enemigos comienzan
donde la nariz. acaba.
Tú allí con...
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