la zorra
(Amiga de la docencia)
LEÓN DE NICARAGUA:
ESCENARIO Y PERSONAJE RECURRENTE
EN LA NOVELÍSTICA DE ESCRITORES
CONTEMPORÁNEOS NICARAGÜENSES
Estimados maestros:
Hace exactamente once años escribí una disertación sobre las tres novelas de Sergio Ramírez que hasta entonces me habían impactado más. Losdos motivos que me llevaron a ello fueron tan claros y tan simples en ese momento como lo siguen siendo hasta hoy: mi inmensa pasión por la literatura, y mi amor profundo por mi tierra leonesa. En las tres novelas Ramírez construía su universo narrativo en torno a la Ciudad Universitaria: León.
Es más, permítanme decirles que mi vocación como docente de Lengua y Literatura nació, casualmente,con el contacto directo que tuve con la literatura. Pero no siempre fue así, permítanme explicarlo. La falta de amor por esta importante disciplina la hemos experimentado muchos jóvenes, y se debe, en la mayoría de los casos, por haber nacido literalmente “huérfanos de libros.” Hay otros factores que inciden, desde luego, como la ausencia de alguien que te inculque esos valores, motivoseconómicos insuficientes para la adquisición de materiales, desinterés de los maestros de literatura por hacer más llamativa y menos pesada la clase, y otros más. Ahora bien les pregunto yo: ¿Cuántos hogares nicaragüenses carecen de una biblioteca? Déjenme responder, pues, mi respuesta se acercará, estoy seguro, a la de muchos de ustedes: “En cientos…” “En miles de miles…” Pero yo tuve la dicha de despertara tiempo para no lamentarme ahora. Ya les contaré.
La literatura llegó a mi vida como una dádiva divina porque ésta me ha liberado, de algún modo, de los momentos de soledad que he tenido, y por qué no, de los momentos de frustración. Todo empezó a mis dieciocho años de edad, cuando mi cosquilla vocacional me indujo a creer que debía vestir el hábito de los Clérigos Regulares Pobres de laMadre de Dios de las Escuelas Pías. Hoy puedo decir que, si bien no llegué a forjarme en el ministerio sacerdotal, los curas me formaron en dos aspectos que en la actualidad son fundamentales en mi vida profesional. El primero es la docencia en el sentido de servicio al que no sabe (grato legado de San José de Calasanz), pues estudié una licenciatura y tengo un máster en Educación Superior; y elsegundo, la literatura.
Si bien sólo duré tres años en el seminario, cada vez que iba de tránsito entre León, Managua, Costa Rica y República Dominicana, encontraba, como no, en cada una de las comunidades religiosas que visitaba, una biblioteca. Por aquellos días rebatía sus libros, buscando algún título interesante entre las estanterías. Ciertamente abundaban los temas filosóficos, teológicos,de doctrinas eclesiásticas, martirologios, santorales, pero sobre todo no dejaban de fallar tampoco en ninguna de ellas una colección exquisita de autores clásicos.
Recuerdo que entre los rezos de laudes y vísperas me leí en dos días Crónica de una muerte anunciada. ¿Que si no era prohibido? Claro que sí lo era. Si el padre maestro me cachaba en esas lecturas durante los rezos, seguramenteobtendría una amonestación; de forma que ideé una estratagema para que nunca se llegara a enterar: dentro del pesado Salterio (libro de rezos) escondí el librito de Gabo, y en las meditaciones, que duraban de veinte a treinta minutos, yo leía mi Salterio que de plano no era otro que Gabo.
Dicen que los primeros libros son los primeros directores. Si eso es verdad, los míos fueron nada menos queVargas Llosa, Cervantes, Gabo, Larrañaga y otro que hoy no consigo recordar su nombre, pero cuya historia me impactó tanto por su contenido que todavía se me vienen a la memoria los jirones de carne podrida en muñones infectados por la lepra. Algunos años después, de regreso en Nicaragua, me di cuenta que la novela había sido llevada al cine y vi el filme. Pero La Ciudad de la Alegría ya no...
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