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CAPÍTULO X

RELACIÓN DE NEGOCIACIÓN*


A) IDEAS FUNDAMENTALES


§ 217. RAZÓN DE SER DE LAS NEGOCIACIONES COLECTIVAS. - Las

normas que regulan las relaciones privadas con contenido patrimo­nial surgen, en general, de dos fuentes principales: el Poder Legis­lativo público, que da normas heterónomas para los interesados, y el acuerdo entre éstos o autonomía de /as partes.
En esta materiapatrimonial, que es gran parte de la regida por el llamado derecho común, las normas públicas son sólo por excepción de aplicación imperativa; es decir, predominan las su­pletorias de una voluntad de las partes que no se haya expresado, porque la autonomía es la regla elegida por el ordenamiento jurídi­co, para procurar que el orden público se mantenga sin recurrir a la fuerza, por acatamiento espontáneoy generalizado de las reglas jurídicas.
La legislación pública, imperativa o supletoria, da directamente contenido a las relaciones jurídicas. Las normas autónomas hacen lo mismo, pero ese contenido que ponen no es lo que se estudia en los cursos de derecho. El trabajo teórico del derecho, cuando trata de la normativa autónoma, se limita a reconocerla como fuen­te de reglas jurídicamentevinculantes y, en todo caso, a establecer las condiciones o formas en que la voluntad de las partes puede ejercer esta función jurígena. O sea, lo que es objeto de estudio, con relación a la autonomía de las partes, son las normas públicas que regulan su funcionamiento, algo así como si fuera la regla-


* Por Lui* Ramírez Bo*cú ~§ 217 a 250).
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mentación del ejercicio de unpoder legislativo, equivalente a lo que, para las normas de derecho estatal, aparece regulado en la Consti­tución y no en las leyes mismas.
Dicho de otro modo, mientras que unas normas, las públicas, dan directamente contenido a los contratos y obligaciones, las otras, las que reglan la autonomía de la voluntad privada, son solamente instrumentales, porque sólo describen y limitan el funcionamientodel mecanismo para emitir mandatos.
El recurso preferente del derecho de las relaciones patrimo­niales a las normas autónomas demuestra, más de lo que reconoce, una cierta superioridad de éstas sobre las heterónomas, en cuanto a su capacidad para mantener el equilibrio general. Las normas heterónomas por su necesaria abstracción, por el mismo hecho de ser producto de una voluntad ajena, sólo sepueden referir a cues­tiones muy elementales y evidentes, fuera de las cuales es probable que den lugar a más rechazo que acatamiento espontáneo. Las normas autónomas pueden reglar las relaciones con detalle, porque están cerca de ellas y porque, aun cuando contengan errores o gra­vámenes, tienden a ser respetadas como compromisos libremente aceptados por el propio obligado. De allí que laautonomía de las partes sea un mecanismo jurigeno por un lado imposible de erradi­car y, por el otro, imprescindible para cualquier ordenamiento jurí­dico que, sinceramente, intente mantener el orden social sin mayor recurso a la fuerza.
El reconocimiento más o menos irrestricto de la autonomía de las partes, como fuente normativa, parte en el derecho de las obli­gaciones, como base, de la igualdad deéstas, en lo que se refiere a su capacidad de negociación. De modo que cada interesado, está o se lo considera en condiciones de proteger sus propios intereses.
Como se sabe, esta base de partida es la que falla en el dere­cho del trabajo, porque el trabajador no tiene, de hecho, igual ca­pacidad de negociación que su actual o propuesto empleador. El trabajador necesita de una protecciónsuplementaria, hecho que es la razón de ser de esta rama diferenciada del ordenamiento positi­vo y da lugar a su principio esencial.
La protección especial al trabajador se puede realizar por las dos vías normativas premencionadas. Por las normas públicas, que directamente dan contenido a los contratos de trabajo, pero que en
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este caso son generalmente normas de aplicación...