laboratorio de embrujos

Santiago de Cali, marzo de 2014
Daniela Villamizar M.
Juan Camilo Soto.
Sebastián Martínez.
Reflexión:
Colombia, laboratorio de embrujos
La voz del pueblo colombiano, son gritos de auxiliosilenciados por una minoría, para que nadie perciba, sienta o escuche. Un ejemplo de ello fue cuando “El primer sacerdote indígena de Colombia Álvaro Ulcué Chocué fue asesinado tras denunciar antegenerales, el atropello que se comente a los indígenas” (Ospina, 2007, p. 170).
En esta obra se muestran los sucesos más importantes y decisivos en los que la inescrupulosa “rosca” colombiana y el estado“gringo”, han tratado, un gran número de ocasiones, de someter a un pueblo indefenso con único fin de enriquecerse mediante sus innumerables recursos. A pesar de todo esto la gran mayoría de susrepresentantes han respondido mediante diversas maneras de protesta y transformando el conflicto en una excusa. El atropello y la violencia en Colombia, quienes son consecuencias de las grandesdiferencias sociales y de la precaria acción política de parte del Estado, son minuciosamente estudiadas y mostradas en la obra crítica del escritor colombiano Hernando Calvo Ospina mediante diferentes textosque giran en torno a la historia trasladada al siglo XIX.
La eco-política del narcotráfico, que aún permanece viva, convive mutuamente con un gobierno que dice ir en contra de este mismo.Podríamos decir que si en el pasado las fuerzas armadas “legales” fueron las que pasaban por encima de todo y generaban discordia, en ese entonces eran los grupos insurgentes al margen de la ley, cubiertasbajo su manto protector.
En sí, el capítulo describe minuciosamente la complicidad de estados unidos en el terrorismo, lavado de dólares, y el tráfico de drogas para que el gobierno colombiano seconsuma en la guerra contra los paramilitares.
Transmite el cinismo que maneja el gobierno distorsionando responsabilidades de muertes y desapariciones, metiéndole el chicharrón al narcotráfico y a...