Laboratorio Foster
siglo XX. Dicha residencia, ubicada en los números 28 y 30 de la calle Fortuny dio alojamiento a
lasalumnas que iban a estudiar a la Universidad de Madrid o a preparar su ingreso en ella, así
como a las que asistían a la Escuela Superior de Magisterio, Conservatorio Nacional de Música
u otros centrode enseñanza.
Su elección está intrínsecamente relacionada con la lucha de la mujer durante el último siglo
por poder alcanzar las mismas cotas educativas y profesionales que los hombres. Una luchalenta pero imparable en aras de la igualdad.
Recordamos que tristemente la mujer no pudo acceder a la Enseñanza Superior en igualdad de
condiciones hasta el 8 de marzo de 1910, cuando se aprobóuna real orden que autorizó “por
igual la matrícula de alumnos y alumnas” poco después de que Emilia Pardo Bazán fuera
nombrada consejera de Instrucción Pública. Las pioneras de finales del siglo XIXcomenzaron a
ir a la Universidad aprovechando el vacío legal que existía. No estaba prohibido, al principio,
porque simplemente nadie había pensado, jamás, en que una mujer quisiera estudiar y,mucho
menos, que lo necesitara para ser una buena madre y esposa.
Es de esta forma, como en el primer tercio del siglo XX gracias a la creación de distintas líneas
relacionales entre las universidadesestadounidenses y españolas, concretamente entre la
Junta para la Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE) y el International
Institute for Girls in Spain (IIGS) se influyópositivamente en la formación de mujeres en las
ciencias. Esta relación se concretó en un intercambio de estudiantes y profesoras, y en el
establecimiento de becas para jóvenes graduadas.
A pesar de quedesde su fundación, en 1907 la JAE mantuvo una disposición favorable hacia la
promoción científica de las mujeres, no fue hasta la incorporación de María de Maeztu y
Whitney, doctora en filosofía...
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