Lady Gaga
Hasta ha logrado molestar a los representantes de los dos equipos de béisbol de Nueva York: se paseó,sin invitación, por el club de los Yankees, provocando la ira del co-propietario Hal Steinbrenner; y el gran fanático de los Mets, Jerry Seinfeld, la llamó “estúpida” por hacer señales obscenas conel dedo en el estadio Citi Field (y pasar un tiempo en el palco vacío de Seinfeld).
Las travesuras noticiosas de Gaga no son nada nuevo, por supuesto. Como los actos de muchos otros provocadores enla historia de la música –desde Elvis Presley a Madonna, e incluso a la sexy adolescente Britney Spears-, los de Gaga llaman también la atención.
Pero también pueden proporcionar una llamado y unescape a sus fans, dice Nancye Bauer, una profesora de filosofía en la Universidad Tuffs que escribió un ensayo sobre Gaga en The New York Times.
“La razón por la que ser un provocador parece valertanto la pena es que ese tipo de personas parecen estar hablándo directo, en este momento en la cultura, a las personas que se sienten atrapadas”, dice. “Ellos necesitan ese tipo de modelo ejemplar”.A lo largo de la historia de la música pop, los provocadores han cumplido ese papel, incluso si sólo significa molestar a las clases conservadoas (que usualmente son los padres de adolescentes),dice John Covach, historiador del rock y profesor de música en la Universidad de Rochester.
En los años 50, Frank Sinatra –parte del temible estatus quo- insultó al bailarín Presley y a sus...
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