laksjdklasld
Páginas: 16 (3896 palabras)
Publicado: 17 de junio de 2014
Pedro Andaur se puso la mano en la frente, a manera de visera, para poder mirar a contraluz los puntitos negros de los jotes que volaban sobre una quebrada próxima a su rancho.
—Llega a levantar ñeblina el joterío —masculló entre dientes—; la tendalá no má debe haber amanecío otra vez.
Luego, con la vista, buscó algo entre los cacharros esparcidosjunto a la vivienda, hasta descubrir ensartado en la quincha su cuchillo de ancha hoja, con mango forrado de cuero.
—Hay que hacele empeño a un parcito de chalas —monologó limpiando el acero en su mano áspera, llena de callosidades—, ahora que anda el cuero botao, es hasta maldad irle a dar ochenta cobres al llavero por sus chalas apercancás. Ni por muy voltario que uno sea...
Púsose enseguida los dedos junto a la boca, para oprimirse los labios y emitir un agudo silbido, que roturó como un proyectil el aire transparente y puro de la mañana.
—¡Calluza, Calluza! —llamó.
Un perro amarillo, de ancho pecho y cortas extremidades, que dormía bajo una pequeña carreta maderera, se paró de un brinco, sacudiendo las orejas con fuerte tableteo, para ir hacia el hombre haciendocabriolas, en tanto en un bostezo abría su hocico puntiagudo.
—¿Tabay durmiendo, Callucita? —le acarició con la voz.
Miróle el quiltro con sus ojillos inteligentes, lanzando un aullido de placer, para en seguida desperezarse estirándose y darse un lengüetón por ambos lados del hocico, tal si se lo abanicara.
Eran los principios de febrero. En los lomajes próximos veíanse aún sementeras en pie,rizadas levemente por el viento del amanecer. Por el callejón cruzaban a esa hora los peones con la echona al hombro, llevando en la mano el jarro de lata reluciente y la bolsa de harina tostada para hacer el ulpo, con el agua de los esteros que se deslizaban cristalinos bajo la sombra de las tupidas quilas. Con pasos ágiles, dirigióse Andaur hacia la quebrada sobre la cual el volar de los joteshabía cesado. Seguramente estarían ahora en tierra, parados junto a los cadáveres de los animales muertos esa mañana, víctimas de la terrible epidemia que los diezmaba día a día.
El Calluza trotaba adelante, deteniéndose a ratos, para meter su hociquillo curioso entre las matas o husmear bajo alguna gavilla abandonada en el brusco vaivén de los carros emparvadores. De cuando en cuando, algunospajarillos salían volando rápidamente, sacados de su reposo por el hocico impertinente del perro, que se daba una vuelta en el aire, para caer las más de las veces espatarrado sobre el suelo, en su vano intento de darles caza. A ratos esperaba al hombre, para hacerle una manifestación de afecto, que éste correspondía con palabras y caricias.
—¡Gilidioso que te han de ver mirá!
Eran los dos solos.Muerta la madre de Andaur, éste jamás se había preocupado de buscar una mujer que hiciera más agradable la vida en el rancho. Por lo demás, él no advertía esta falta. Borracho incorregible, todo sus jornales iban a parar al chinchel de Cheno Gutiérrez, quien le daba a cambio vino suficiente para llegar casi a gatas a su vivienda, cuando no quedaba tirado por los caminos abrazado a su perro,romanceando la borrachera. Allí dormían ambos, tapados sólo con el telón inmenso del cielo salpicado de estrellas inquietas. Al despertar, cuando el lucero moría en el nacer de la alborada, era sólo un breve tiritón, y cuando más un estornudo la única señal que dejaba en ellos la noche al raso. Calluza era dormilón. Vivía aún sus primeros años, y su amo casi siempre había de despertarlo con un tirón enlas anchas orejas:
—¡Levántate, guachito, con eso vamos a componer el cuerpo!
Alzábase el perro perezosamente sobre sus patas delanteras, y bostezaba, dejando escapar un aullido de mal humor. Después, dando un alto ejemplo de abstinencia y buenas costumbres a su amo, íbase a disfrutar de los tallitos tiernos que escogía entre el pasto. A veces Andaur debía apremiarlo a que le siguiera:...
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