lala
En un lugar de La Mancha, vivía un hidalgo que rozaba los cincuenta años. Era de complexión recia, delgado, gran madrugador y amante de lacaza. En su casa teníaun ama que pasaba los cuarenta años, y una sobrina que no llegaba a los veinte. En la mayoría de los ratos, este hidalgo, se dedicaba a leer libros decaballería con tanto énfasis, que hasta olvido elejercicio de la caza y tuvo que vender gran parte de sus tierras para comprar más libros; hasta el punto, de que tanto leer lesecó el cerebro.Se le lleno la cabeza de tantas fantasías, que un día sele ocurrió la idea de hacerse caballero. Lo primero que hizo fue limpiar unas armas que habían sido desus antepasados. Tras esto, fue a ver a su caballo, y tras muchos nombres que se le pasaron poraquella loca cabeza, decidió ponerle Rocinante. Después de ponerle nombre a sucaballo, quiso ponerse nombre a sí mismo. Dispuso en llamarse Don Quijote de LaMancha.Limpias las armas, puesto nombre a su caballo y a sí mismo; se le ocurrió buscar una damade la cual enamorarse.Cerca de donde vivía, había una moza que se hacía llamar Aldonza Lorenzo; pero a Don Quijote, le pareció bien darle título de señora, vino a llamarlaDulcinea del Toboso, yaque era natural del Toboso. Una vez preparadas las armas y su caballo, Don Quijote arrancó su salida. Al rato le vino a la cabeza, que no había sidonombrado caballero, y entoncesno podía retar a ningún hidalgo. Pues, solventó nombrarse noble ante la primera persona que se le cruzara en su camino. Al caer lanoche y después detodo el día caminando a lomos de su caballo Rocinante, vio a lo lejos una venta. Aceleró el ritmo y una vez a las puertas de la hospedería, vio a dos mozas, que por su locura
Regístrate para leer el documento completo.