lala
-¡Santo Dios! ¡Es increíble!
-¿He dicho la verdad, señora?
La mujer sollozaba, con la cara hundida entre las almohadas. En aquel momento se volvió haciasu marido.
-¿Cómo podía decírtelo, Bob? Sabía qué golpe sería para ti. Era mejor que esperara, y que lo supieras por otros labios que los míos. Cuando este caballero, que pareceposeer poderes mágicos, me escribió que lo sabía todo, me sentí extremadamente feliz.
-Creo que mi receta para el señorito Jacky sería un año de viaje por mar -dijo Holmes,poniéndose en pie-. Sólo me queda una cosa oscura, señora. Podemos entender perfectamente sus ataques contra Jacky. La paciencia de una madre tiene un limite. Pero, ¿cómo se atrevióa dejar solo al niño estos últimos dos días?
-Se lo había contado a la señora Mason. Ella sabía.
-Exacto. Eso pensé.
Ferguson estaba junto a la cama, conteniendo lossollozos, con las manos tendidas, tembloroso.
-Creo, Watson, que es el momento de marchamos -dijo Holmes, en un susurro-. Si coge usted de un brazo a la excesivamente fiel Dolores, yola cogeré del otro. Eso. Ahora añadió, cerrando la puerta detrás suyo-, creo que podemos dejar que arreglen entre ellos lo que queda pendiente.
Sólo tengo una anotación mássobre este caso. Se trata de la carta que escribió Holmes como respuesta final a aquella con que empezaba este relato. Decía así:
Baker Streeet,
21 de noviembre.
«Asunto:Vampiros.
Caballero,
En respuesta a su carta del 19, me permito comunicarle que he estudiado el caso de su cliente, el señor Robert Ferguson, de Ferguson & Muirhead, mayoristas deté, de Mincing Lane, y que el asunto ha sido llevado a una satisfactoria conclusión. Agradeciéndole su recomendación,
Queda, señor, sinceramente suyo,
SHERLOCK HOLMES.
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