LALALA
Páginas: 2 (499 palabras)
Publicado: 21 de noviembre de 2013
El Comercio, 27 de agosto de 2013
Lucanamarca
Por Milagros Leiva Gálvez
A veces me pregunto cómo no enloqueció. Cómo no desvarió de dolor. Recuerdo a mi madre de negro, llorando el día enterojunto a mi abuelo. Mi hermano Efraín tenía 5 años cuando un terrorista le rebanó el cuello con un cuchillo. A mi abuela la mataron a machetazos. Mis tías Cecilia y Carmen Rosa y mis cinco primostambién corrieron la misma suerte. Fue espantoso, pero ahora estoy un poco más tranquila. Por fin podremos enterrarlos en Lucanamarca y prenderles una vela. Será un adiós civilizado.
Yo he tembladocuando ingresé a la iglesia y vi la alfombra de féretros al pie del altar. Sesenta y cuatro cajones en fila. Recordé los tormentos de mi pueblo. Escuché los cantos en quechua. Lloré. Jamás los habíamosvelado. Jamás nadie les hizo una misa. Cada ataúd era una bandera en el interior, en el centro una caja con los restos reconocidos gracias a la labor de los peritos del Ministerio Público y la Comisiónde la Verdad, a los costados docenas de flores para rellenar lo que ya no existe del cuerpo. Yo tenía 6 años cuando sucedió la masacre.
Mi padre era policía y vivíamos en Huamanga, los abuelostenían la chacra en Santiago de Lucanamarca. Las cosas se habían puestos difíciles, así que mi madre decidió llevarnos al campo. Todavía recuerdo a mi hermanito Efraín comiendo naranjas y galletas deanimalitos. El 18 de marzo de 1983 mi madre se enteró de que los terrucos habían matado a mi padre en Huamanga y viajamos a enterrarlo, Efraín se quedó. El 3 de abril mi madre supo que en Lucanamarca uncomando de Sendero Luminoso había asesinado a 69 personas. Sus piernas no dejaron de temblar cuando escuchó en la radio los apellidos de la familia.
La barbarie comenzó en los cerros. Mi abueloestaba abajo, en el pueblito mismo, cuando mataron a su mujer. Al llegar a la casa no encontró a nadie. El cuarto de despensa estaba trancado y cuando rompió la puerta se encontró con los cadáveres de...
Lucanamarca
Por Milagros Leiva Gálvez
A veces me pregunto cómo no enloqueció. Cómo no desvarió de dolor. Recuerdo a mi madre de negro, llorando el día enterojunto a mi abuelo. Mi hermano Efraín tenía 5 años cuando un terrorista le rebanó el cuello con un cuchillo. A mi abuela la mataron a machetazos. Mis tías Cecilia y Carmen Rosa y mis cinco primostambién corrieron la misma suerte. Fue espantoso, pero ahora estoy un poco más tranquila. Por fin podremos enterrarlos en Lucanamarca y prenderles una vela. Será un adiós civilizado.
Yo he tembladocuando ingresé a la iglesia y vi la alfombra de féretros al pie del altar. Sesenta y cuatro cajones en fila. Recordé los tormentos de mi pueblo. Escuché los cantos en quechua. Lloré. Jamás los habíamosvelado. Jamás nadie les hizo una misa. Cada ataúd era una bandera en el interior, en el centro una caja con los restos reconocidos gracias a la labor de los peritos del Ministerio Público y la Comisiónde la Verdad, a los costados docenas de flores para rellenar lo que ya no existe del cuerpo. Yo tenía 6 años cuando sucedió la masacre.
Mi padre era policía y vivíamos en Huamanga, los abuelostenían la chacra en Santiago de Lucanamarca. Las cosas se habían puestos difíciles, así que mi madre decidió llevarnos al campo. Todavía recuerdo a mi hermanito Efraín comiendo naranjas y galletas deanimalitos. El 18 de marzo de 1983 mi madre se enteró de que los terrucos habían matado a mi padre en Huamanga y viajamos a enterrarlo, Efraín se quedó. El 3 de abril mi madre supo que en Lucanamarca uncomando de Sendero Luminoso había asesinado a 69 personas. Sus piernas no dejaron de temblar cuando escuchó en la radio los apellidos de la familia.
La barbarie comenzó en los cerros. Mi abueloestaba abajo, en el pueblito mismo, cuando mataron a su mujer. Al llegar a la casa no encontró a nadie. El cuarto de despensa estaba trancado y cuando rompió la puerta se encontró con los cadáveres de...
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