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Que difícil que es hablar de la muerte cuando afuera el sol
ilumina el verde brillante de las hojas, las gotas de rocío en el pasto, las
flores blancas del laurel, la ropa limpia que cuelga en la soga al fondo
del jardín., en realidad es difícil hablar de la muerte en cualquier
circunstancia, en cualquier lugar. Tiene que ver con negar laexistencia de
una certeza. Todos sabemos que vamos a morir, es inevitable, y sin embargo
haremos lo posible por ignorarlo y damos la espalda cuando le pasa “a los
demás”.
Hasta que un día nos pasa a nosotros; le pasa a seres que amamos mas que a
nada en el mundo... le pasa incluso a nuestros hijos, quienes nos enseñaron
una insospechada forma de amar, que teníamos reservada solo paraellos.
Y de entre todas las diversas formas de morir un hijo, el suicidio está
entre las más duras y trágicas para los seres que quedan, generalmente
sumidos en un dolor que no conoce iguales, y en una incredulidad que les
hará repetirse una y otra vez: ¿Por qué? ¿Por qué? Al mismo tiempo que se
reprochan el “no haberse dado cuenta” de lo que iba a suceder para evitarlo.
Y de aquí enmás comenzarán el largo y angustiante camino de las culpas que
los acosan día y noche y no los dejan vivir, dormir, respirar.
Se culpan ellos, culpan a otros, culpan a Dios y aún quizás lo que les causa
tanto desasosiego, culpan a los hijos que decidieron irse de esa manera. El
dolor no parece tener limites, las nociones de castigo los acechan; y quizá
también la mirada de los demás quecreen ver —aún cuando no lo sean—
acusadoras.
Pero así como sabemos poco y nada sobre la muerte y el proceso de morir, lo
que nos hace difícil consolar a los que sufren, especialmente a un padre
que pierde hijos, nada sabemos sobre cómo hablar al padre cuyo hijo se quitó
la vida. Y lo que es más aún poco y nada sabemos lo que lleva a un niño o a
un joven a suicidarse. A veces parecenhaber causas directas, muchas otras
no. Y los padres se debatirán en un sin fin de tentativas de explicación,
buscando el sosiego y la paz que parecen haberlos abandonado para siempre.
Conversando con adictos recuperados en las comunidades terapéuticas
alrededor del mundo, “Daytop” y “Viaje de Vuelta” en nuestro país,
aprendemos algo invalorable. En una reunión de grupo de los padresde
adictos, un padre se acusa de ser el culpable de la adicción de su hijo por
haberle dado demasiado, inmediatamente un segundo padre se culpa de no
haberle dado lo suficiente; otro dirá que lo amó demasiado y un cuarto que
quizá no lo suficiente.
En la larga trayectoria de estas comunidades de rehabilitación del adicto,
la experiencia les dice que en realidad no se sabe por qué unchico acepta
la droga —que como ellos mismos expresan son una forma de suicidio— pueden
ser múltiples las causas, pueden no ser detectables, puede ser un proceso,
una decisión puramente personal del niño o del joven que lo lleva a aceptar
y no rechazar la droga.
Por su parte, Elizabeth Lukas, logoterapeuta discípula de Viktor Frankl,
llega a una conclusión semejante en su libro“Meaning in suffering” (El
sentido del sufrir): ”Una madre buscó consejo porque una de sus hijas tenía
serios problemas. Su segunda hija había sido un bebé no deseado, fue criada
por sus abuelos, más adelante volvió a vivir con sus padres, fue violada por
el padre y luego se alejó de la familia. Esta hija llegó más adelante a ser
una joven y saludable mujer con un buen trabajo y una relaciónsatisfactoria
con su novio. La otra hija fue un bebé deseado, criada por padres amorosos
y con las mejores oportunidades de educación, no fue violada, sin embargo
era inestable y llena de problemas.”
Elizabeth Lukas agrega que “Esta realidad no se encuentra en los libros de
texto de psicología. La teoría de traumas perdurables se halla entonces
cuestionada. Una persona expuesta a...
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