Lanzamiento de producto
Circo
Nunca había estado allí pero sentí un atípico estado de pertenencia. Atípico pues ni en mi propia casa me he sentido como un engrane de mi sistema familiar. A veces megusta pensar en ello como un circo que hace todo su esfuerzo por que te maravilles y seas parte de él, pero sabes que jamás tendrías las habilidades remarcables para tener tu propio acto. Comosiempre lo he dicho: “nunca confíes en las personas que se ganan la vida seduciéndote la mente”.
Quizás esa no es la razón exacta por la cual me encuentro aquí pero forma parte del despreciable acto.No me queda más que esperar. Tick, tock, tick, tock…
- Seamos honestos ¡nadie sabe esperar! - dije con un tono de voz moderado para no seguir hundiéndome.
-Tranquilo hermano, trata de pensar enotra cosa - respondió el malabarista principal. Y con ustedes el mayor centro centrífugo del universo: Noé, mi hermano mayor.
“¡Si, claro!”, pensar en otra cosa es sencillo cuando tu pescuezo no estaen riesgo de ser lanzado al vacío, cual clavadista olímpico. De repente, sin yo querer, mi atención se desvió a la ventana que de alguna manera, hacía juego con las acusadoras banquillas de unamanera armoniosa. Pero, a la vez, te invitaba a salir de ese lugar y tocar, de nuevo, la libertad de esos rayos de luz contaminados por nuestro día a día, cual letrerito de salida en luz roja dentro de lagran carpa. Fue entonces que encontré mi razón de pertenencia, me encantaba ese limbo en su reflejo disfrutaba de mi propia zozobra de estar en dos lugares a la vez y no pertenecer a ninguno.
-SeñorSalomón, por favor, venga al estrado.
Me levanté con coraje y fui al estrado, que realmente era sólo un escritorio alargado de madera oscura (nada que ver con las películas americanas).Me senté. Sentía cómo las agujas amenazantes del gran reloj de la pared me señalaban con firmeza, cual dedos de Alá. Luego intenté tomar aire pero me fue imposible gracias a la gran montaña de...
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