Las Aguilas No Suben Por La Escalera
"El pedagogo había preparado sus métodos con minuciosidad; había establecido científicamente, decía, la escalera que debía permitir el acceso a los diversosestadios del conocimiento; había medido experimentalmente la altura de estos peldaños para adaptarla a las posibilidades normales de las piernas infantiles; había colocado, aquí y allá, un descansillocómodo para tomar alimento y la barandilla solícita sujetaba a los principiantes.
El pedagogo se irritaba no con la escalera, concebida y construida científicamente, sino con los niños queparecían insensibles a su solicitud.
Se irritaba porque todo sucedía normalmente cuando él estaba presente vigilando el ascenso metódico de la escalera, peldaño a peldaño, respirando en losdescansillos y agarrados a la barandilla. Pero, si se ausentaba un momento ¡Qué desastre y qué desorden! Sólo seguían subiendo metódicamente, peldaño a peldaño, agarrándose a la barandilla y respirando en losdescansillos, los individuos a quienes la escuela había marcado suficientemente con su autoridad, como a aquellos perros de pastor a los que la vida ha educado para seguir pasivamente a su dueño y quese han resignado a no obedecer ya más a su naturaleza de perros franqueando senderos y malezas.
La pandilla de niños se entregaba a sus instintos y hallaba de nuevo sus necesidades; uno subíala escalera a gatas; otro tomaba impulso y trepaba por los peldaños de dos en dos, saltándose los descansillos; incluso había quienes intentaban subir andando hacia atrás y, a fe mía, adquirían enello cierta maestría. Pero, sobre todo, increíble paradoja, estaban aquellos -y eran la mayoría- para los que la escalera estaba demasiado falta de atractivos y aventuras y que, rodeando la casa,agarrándose a los canalones, franqueando las balaustradas, llegaban arriba en un tiempo récord, mucho mejor y más rápido que por la escalera llamada metódica y, una vez arriba, bajaban por la barandilla...
Regístrate para leer el documento completo.