Las artes
bBzbzhshzhhshshajajajajjajajajajajjajajajajajajjajajajajjaja-
jajajajajajajajjajahahhahahahaHahshshshshahhahahahhaEnana! —Emmett corrió hasta mí nada más entrar a casa y me cogió enbrazos para hacerme volar.
—¡Emmy! ¡Bájame!—le dije yo entre risas.
—¡Emmy, bájala! —chilló mi otra hermana desde lo alto de la escalera—. ¡Le tengo que probar la ropa que le hecomprado!
Emmett me dejó en el suelo. Lo miré de arriba abajo. Ahí donde lo veías, parecía un enorme jugador de rugby. Con su 1,95 de altura, su pelo rizado y oscuro, y sus ojos marrones,parecía sacado de una película. Era guapo, muy, muy guapo. Aunque daba la impresión de que te iba a meter una paliza era más bueno que el pan; un osito de peluche, por lo menos conmigo. Aunquea veces también era demasiado sobreprotector para mi gusto.
Alice bajó las escaleras y llegó a nuestro lado, dándome un beso en la mejilla como saludo. Ella era bajita, más incluso queyo. Se quedaba en el 1,55 y era delgadita. Tenía el pelo negro cortado muy corto, con una punta para cada lado. Era muy pálida, como todos nosotros, pero era hermosísima. Aunque tenía avarios chicos detrás nunca había salido con ninguno de ellos; a diferencia de las animadoras, ella no era nada superficial. Le encantaba la moda y me utilizaba como Barbie a menudo aunquesiempre con mi estilo.
—Espero que no hayas comprado otro de esos modelitos coloridos que intentas ponerme de vez en cuanto —la avisé.
—¡Para nada! ¡Te va a encantar! —me dijo sonriente—.¡Cierra los ojos!
Le hice caso y ella me puso un paquete en las manos. Cuando lo vi, la miré ceñuda pero me instó a abrirlo. Desenvolví con cuidado el paquete para encontrarme con…
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