las buenas conciencias

Páginas: 189 (47172 palabras) Publicado: 28 de octubre de 2014
Jaime Ceballos está al final
de su adolescencia; pronto
deberá decidir el rumbo
que tomará su vida. Por lo
pronto, su percepción del
mundo es que no tiene
lugar definido en él. Se
debate entre la moral
cristiana y los impulsos
físicos de su ardiente
juventud; entre la jerarquía

familiar y sus ansias de
independencia; entre su
pequeño mundo de pueblo
chico y el horizonte infinitoque vislumbra; entre el
pecado y la salvación. La
vida, entonces, pone a
Jaime
ante
verdades
desnudas que lo harán
cambiar radicalmente.

Carlos Fuentes

Las buenas

conciencias
ePub r1.0
ElCavernas 18.05.14

Título original: Las buenas
conciencias
Carlos Fuentes, 1959
Diseño de cubierta:
ElCavernas
Editor digital: ElCavernas
ePub base r1.1

A
LUIS BUÑUEL,
granartista de
nuestro tiempo,
gran destructor de
las conciencias
tranquilas,
gran creador de la
esperanza humana.

«Los cristianos
hablan con Dios;
los burgueses
hablan de Dios».
S. KIERKEGAARD

«On s’arrange
mieux de sa
mauvaise
conscience que de
sa mauvaise

réputation».
EMMANUEL
MOUNIER

JAIME CEBALLOS no olvidaría
esa noche de junio.
Recargado contra el muro
azuldel Callejón, veía
alejarse a su amigo Juan
Manuel. Con él se iban las
imágenes de un hombre
delatado, de una mujer
solitaria,
del
pobre
comerciante gordo que había
muerto ayer. Se iban, sobre
todo, las palabras que ahora

resonaban sin sentido.
«Porque no he venido yo a
llamar a los justos, sino a los
pecadores». Caían con sus
sílabas rotas enun pozo de
indiferencia y tranquilidad.
Se sentía tranquilo. Tenía
que sentirse tranquilo. Ahora
Jaime Ceballos repetía su
nombre en voz baja.
Ceballos. ¿Por qué se
llamaba así? ¿Quiénes, y

para qué, se habían llamado
así antes que él? Eran esos
fantasmas
amarillos,
encorsetados, rígidos que su
padre había colgado en las
paredes de la alcobaantes de
morir. Los Ceballos de
Guanajuato. Gente decente.
Buenos
católicos.
Caballeros.
No
eran
fantasmas. Los traía metidos
adentro, de buena o mala

gana. A los trece años,
jugaba todavía en la vieja
carroza sin ruedas que la
familia conservaba en la
caballeriza empolvada. Pero
no…
primero
debía
recordarlos tal como se
reflejaban desdelas paredes
de su padre, en los
daguerrotipos desteñidos.
Recordaría. Repetiría los
nombres, las historias. La

casa, húmeda y sombría.
Casa de puertas y ventanas
que la muerte, el olvido o la
simple
falta
de
acontecimientos
iban
cerrando, una a una. La casa
de los escasos momentos de
su adolescencia. El hogar
donde quiso ser cristiano. La
casa
yla
familia.
Guanajuato. Repetiría los
nombres, las historias.

Caminó de regreso a la casa
de sus antepasados. Había
salido la luna, y Guanajuato
le devolvía un reflejo
violento desde las cúpulas y
las rejas y los empedrados.
La mansión de cantera de la
familia Ceballos abría su
gran zaguán verde para
recibir a Jaime.

1
ÉSTA ES la grancasa de
cantera, habitada hasta el día
de hoy por la familia. La
historia de Guanajuato ha
patinado sus muros de piedra
rosa. Las vidas de los
Ceballos, sus alcobas y
corredores. La gran casa de
cantera, situada entre la

bajada del Jardín Morelos y
el Callejón de San Roque,
frente al templo del mismo
nombre y a unos metros de la
hermosa plazuela ala que
dan fama, año con año, las
representaciones, en un
escenario casi natural de
faroles, árboles, rejas, muros
ocres y cruces de piedra, de
los entremeses de Cervantes.
Es lenta la vida de la

casa, y hay algo ruinoso, más
que en las viejas paredes,
más que en las vigas
húmedas, en el aire que
durante las noches descansa y
acumula el...
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