Las Contradicciones Constitutivas De La Burguesía

Universidad Nacional de La Pampa

Facultad de Ciencias Humanas

Departamento de Historia

Historia Contemporánea

Profesor adjunto: Roberto Pittaluga

Docente auxiliar: María José Billorou

Segundo parcial:

Contradicciones constitutivas de la burguesía

Autora: Ana Dubie

16 de Junio de 2010

CONTRADICCIONES CONSTITUTIVAS DE LA BURGUESÍA“Vivir heroicamente” de Lowney, combina ejercicios espirituales con experiencia en los negocios. Una cruza entre el bienestar espiritual y el material para llegar a la cima y seguir subiendo [1].

“Construyendo una empresa desde cero” de Kurt, orienta al incipiente empresario que desea emprender un negocio sin recursos económicos niconexiones. Sólo se necesitan perseverancia, inteligencia y seguir el propio camino[2].

La propuesta del presente ensayo es despejar el humo desmayado y uniforme que envuelve –disfraza- las ciudades fabriles de máquinas y de altas chimeneas, edificadas apresuradamente en la Europa de los dos primeros tercios del siglo XIX, en el transcurso entre la era de las revoluciones y la era del capital entérminos de Hobsbawm, es decir, cuando la burguesía tenía un sentido de distancia social respecto de la aristocracia pero aún no estaba claro el límite que la separaba de los estratos más bajos[3], cuando su problema todavía no era el de gastar, sino el de ahorrar. Para desvelar las 'realidades' –las únicas cosas necesarias- de este mundo-fábrica púgil, se abordarán dos nudos contradictorios queformaron parte de la matriz constitutiva de la burguesía, por un lado la no-tan-abierta carrera al talento y, por otro, la familia jerárquica y patriarcal como unidad básica de la libre movilidad social y del self-made man, el nuevo hombre nacido de sus propios méritos –o, el hágalo usted mismo/a-. A través de una fuente literaria escrita por un observador perspicaz, el novelista inglés CharlesDickens, se ilustrarán las contradicciones entre lo que se dice y lo que se hace, entre lo público y lo privado.

Coketown es intercambiable con cualquier ciudad fabril manufacturada por el proceso de industrialización (Figura 1), “en ellas habitaba gente que se parecía entre sí, que entraba y salía de sus casas a las mismas horas, produciendo en el suelo idénticos ruidos de pasos, que se encaminabanhacia idénticas ocupaciones y para las que cada día era idéntico al de ayer y al de mañana”[4]. La familia, quintaescencia del mundo burgués, constituía un fin en sí misma, era el refugio del individualismo y la competencia de la esfera pública, en la cual se podía mantener la ilusión de una felicidad jerárquica e inmutable, rodeada por los objetos materiales que la visualizaban, corporizaban,porque tanto el espíritu como el ideal dependían de la materia, y únicamente podían expresarse a través de la misma[5]. Los objetos, al igual que las casas que los albergaban, eran sólidos, expresaban su precio, representaban el status y los logros obtenidos. Por esta razón, el señor Gradgrind, transitando dentro de la inflexibilidad de los hechos tangibles y utilitarios, sólo quiere realidades,“todo lo que no sea esto [lo real, lo real, lo real] no servirá nunca de nada”[6]. De la misma materia prima, el Palacio de Piedra donde vivía el señor Gradgrind, “conformaba un hecho contundente que no estaba suavizado por ninguna media tinta ni difuminado por nada”[7]. La música, para la mayoría de las familias burguesas, se materializaba en el piano, un aparato excesivamente grande, elaborado y caro(Figuras 2 y 3).
El abigarramiento de objetos en el hogar burgués era directamente proporcional con el éxito socio- económico, y éste era consecuencia no del nacimiento o el parentesco sino del mérito personal, “verdaderos hombres autodidactos”[8], como el señor Bounderby, orgulloso de ser hijo de sus propias acciones: “Progresé sin ayuda de nadie. Fui vagabundo, mandadero, peón de...