Las Derivas De La Modernidad El Caso De África Y Mundo Árabe
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Samir Amin*
Las derivas de la modernidad El caso de África y del mundo árabe
LAS DERIVAS DE LA MODERNIDAD
1. El mundo contemporáneo essimultáneamente uno, diverso y desigual. Es uno, nos guste o no, por la “fuerza de las cosas”, es decir, por esa potencia que caracteriza al capitalismo –“el mercado”, para llamarlo con el término vulgar, aproximativo y ambiguo mediante el cual el discurso dominante califica al sistema-mundo–, la de integrar, aunque sea en la desigualdad, a todos los pueblos de todas las regiones del mundo en un sistemadominado por una misma lógica dominante. Lo que llamamos hoy “mundialización” –esta integración–, sin ser verdaderamente un hecho nuevo, es la expresión de esta realidad. Pero también es y permanece diverso. Los pueblos tienen su historia, que no esperó a la modernidad ni a la integración en el sistemamundo del capitalismo para construirse. Los pueblos, integrando –bien o mal– la modernidad no hanborrado su pasado, sino que han
* Director del Third World Forum, African Bureau, Dakar, y presidente del World Forum for Alternatives.
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Política y movimientos sociales en un mundo hegemónico
transformado su herencia, reinterpretándolo con o sin lucidez. La ideología –la esperanza, la voluntad misma, para muchos– de pensar que, haciendo eso, terminarían borrando la diversidad que habíacaracterizado sus caminos anteriores para tornarse parecidos en sus organizaciones sociales, sus modos de vida, su adhesión a un sistema de valores comunes, en pocas palabras, a una cultura común, relegando las especificidades al museo del folclore o a lo que es poco significativo o absolutamente insignificante, ha sido y continúa siendo desmentida por los hechos. Las especificidades sonresistentes y, por lo tanto, nos alegre o nos disguste, hay que contar con ellas. Es también, y al mismo tiempo, desigual. La formación y el desarrollo del sistema-mundo moderno no han reducido –ni siquiera progresivamente– las desigualdades de riqueza y poder de los pueblos del planeta. Al contrario, las han hecho resaltar y continúan haciéndolo. 2. La cuestión cultural, como las otras –la del desarrolloo la de la geopolítica–, se inscribe en ese marco contradictorio de un mundo uno, diverso y desigual. El desafío puede entonces ser formulado en los términos de la siguiente alternativa: ¿podemos construir (o reconstruir) una modernidad igual (aboliendo la desigualdad de riqueza y de poder)? Y, en ese caso, ¿hace falta sacrificar la diversidad, llamada a extinguirse progresivamente? ¿O podemos“salvarla”, incluso resaltarla y desarrollarla para ponerla al servicio del proyecto de altermundialización igual? O bien, dado que la modernidad sería incapaz de convertirse, por sí misma, en algo distinto de lo que es, es decir, dado que la desigualdad parece ser inmanente a ella, ¿hay que repudiarla y refundar la diversidad de orígenes que se está perdiendo? Proponer entonces una crítica radical ala modernidad. ¿Cuál es el estatus de cada una de estas opciones: son realistas, igualmente realistas y por lo tanto creíbles, y, aún más, probables? ¿Son eficaces? De serlo, ¿bajo qué condiciones? El debate con respecto a estas cuestiones no es nuevo. Ha obsesionado los días y las noches de todos los pensadores, singularmente de aquellos de Asia y África, desde que sus pueblos se han...
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