Las Escrituras Del Yo
Entre las genéricamente denominadas “escrituras del yo”1 el autorretrato es un texto que construye una identidad individual, la ordena, y hasta la reinventa. El autorretrato puede presentar rasgos físicos, psicológicos, intelectuales, ideológicos. Algunos refieren a datos biográficos o a circunstancias que han marcado la vida del (auto)retratado, otros realizan una especiede congelamiento del perfil propio en un momento indeterminado. Ciertos autorretratos tienen un tono irónico y aún humorístico, otros asumen con tono más serio los aspectos trágicos o desafortunados del propio ser.
El autorretrato literario, en particular, suele con frecuencia alejarse de una clave estrictamente realista o pretendidamente objetiva. Así, podemos encontrarnos con autorretratos enlos cuales predomina la metáfora, la alusión, e incluso la elusión (aquellos retratos que ocultan más de lo que muestran). La “pintura” de sí mismo selecciona al máximo aquello que se elige mostrar y lo que se muestra no es necesariamente transparente. En la selección de autorretratos que les brindamos a continuación se presentan variados ejemplos de ello.
Consigna grupal:
Lean losautorretratos que les presentamos y traten de establecer las características genéricas (redactar la respuesta).
Texto 1
Autorretrato de Ernesto Sábato
Creo que fue Leonardo el que afirmó que a los cincuenta años cada uno tiene la cara que se merece, sobre ella han ido (lenta pero inexorablemente) dejando sus huellas los sentimientos y las pasiones, los afectos y los rencores,la fe, la ilusión, los desencantos, las muertes que vivimos o presentimos, los otoños que nos entristecieron o desalentaron, los amores que nos hechizaron, los fantasmas que nos visitaron (de muertos en los sueños, de personajes que nos arrastran, y también los enmascarados de nuestras propias ficciones, que al mismo tiempo nos expresan ytraicionan). Esos ojos que revelan con sus lágrimas las tristezas, esos párpados que se cierran por sueño o por pudor o por astucia, esos labios que se aprietan por empecinamiento o por despiedad, esas cejas que se contraen o dudan, esas venas que se hinchan por rabia o sensualidad, van delineando arruga tras arruga en diseño que finalmente el alma, así según esafatalidad del alma, que solo puede existir encarnada a la vez su única posibilidad de existencia.
Sí ahí lo tienen: con cruel y delicada exactitud, en estos retratos está, como un condenado entre rejas, mi propio espíritu: el rostro con que observo el Universo.
Sara Facio y Alicia D’Amico, Retratos y autorretratos, Ediciones de Crisis, 1973.
Texto 2Me llaman Rodolfo Walsh. Cuando chico, ese nombre no terminaba de convencerme: pensaba que no me serviría, por ejemplo, para ser presidente de la República. Mucho después descubrí que podía pronunciarse como dos yambos aliterados, y eso me gustó. Nací en Choele–Choel, que quiere decir "corazón de palo". Me ha sido reprochado por varias mujeres.
Mi vocación se despertó tempranamente: a los ochoaños decidí ser aviador. Por una de esas confusiones, el que la cumplió fue mi hermano. Supongo que a partir de ahí me quedé sin vocación y tuve muchos oficios. El más espectacular: limpiador de ventanas; el más humillante: lavacopas; el más burgués: comerciante de antigüedades; el más secreto: criptógrafo en Cuba.
Mi padre era mayordomo de estancia, un transculturado al que los peones mestizos deRío Negro llamaban Huelche. Tuvo tercer grado, pero sabía bolear avestruces y dejar el molde en la cancha de bochas. Su coraje físico sigue pareciéndome casi mitológico. Hablaba con los caballos. Uno lo mató, en 1945, y otro nos dejó como única herencia. Este se llamaba "Mar Negro", y marcaba dieciséis segundos en los trescientos: mucho caballo para ese campo. Pero ésta ya era zona de la...
Regístrate para leer el documento completo.