Las instrucciones argumentativas
Teoría de la Argumentación en la Lengua
Teoría semántica de Oswald Ducrot y Jean Claude Anscombre en la que se estudia la forma
en la que los enunciados condicionan por su significado la continuación del discurso.
En la frase “Manolo ha bebido. No debe conducir” se pensaba que era exclusivamente el
hecho de que Manolo hubiera bebido el que forzaba a la conclusión de que no debía conducir. Supongamos que Manolo bebió dos copas de vino. Con esa misma cantidad un
hablante podría decir “Manolo ha bebido un poco” y otro “Manolo ha bebido poco”. El hecho
es idéntico en ambos casos, pero la diferencia condicionará la continuación del discurso.
“Beber un poco” conduce a, por ejemplo, “no deber conducir”, mientras que “beber poco” a
“poder conducir”.
+Manolo ha bebido un poco. No debe conducir.
+ Manolo ha bebido poco. Puede conducir.
No se argumenta CON la lengua (con lo que la lengua representa), sino EN la lengua
(con lo que la lengua dice).
Por ejemplo: en “es feo pero es simpático” se llega a una diferente conclusión que en “es
simpático pero es feo”. Aunque se usan las mismas palabras, en el primer caso el hombre tendrá una oportunidad, mientras que en el segundo, más bien pocas.
2.
La orientación argumentativa
Los enunciados pueden favorecer unas continuaciones del discurso e impedir otras, así que
se puede decir que están “orientados” argumentativamente en una dirección determinada.
+ (1)Le están saliendo los colmillos. Nos va a dar una mala noche. / (2)Le están
saliendo los colmillos. No se despertará en toda la noche.
+(1)Este coche nos queda pequeño. Tenemos que comprar otro más grande. / (2)Este
coche nos queda pequeño. No tenemos que comprar otro más grande.
+ (1)Hace una buena tarde. Voy a llevar a la niña al parque. / (2)Hace una buena tarde.
No saldremos de casa.
Al ver los ejemplos anteriores nos damos cuenta que los (2) se ven como raros, y esto se debe a que la “orientación argumentativa” de los enunciados situados en primer lugar
corresponde con un tipo de conclusiones que aparecen en (1), y no a las conclusiones que
aparecen en (2). Es por esta razón que se usan marcadores como
pero, sin embargo, aún
así,
entre otros, para conectar enunciados como en el caso (2), en donde no corresponde la
“orientación argumentativa”. Por ejemplo:
+(1)Alicia es inteligente. Le suspenden los exámenes. / (2)Alicia es inteligente.
Sin
embargo
, le suspenden los exámenes.
3.
La fuerza argumentativa
Los argumentos, además de poseer una orientación determinada, también poseen mayor o
menor “fuerza argumentativa”, lo que cambia el marcador a usar. Así, por ejemplo:
+ Luisa es extremadamente trabajadora.
Con todo
, no conseguirá presentar el informe a
tiempo.
+ Luisa es algo trabajadora.
Con todo, no conseguirá presentar el informe a tiempo.
El que Luisa sea “extremadamente” trabajadora explica que se pueda usar sin dificultad
con
todo
, que no solo une el cambio discursivo de ambos enunciados, sino también presenta al
primero como un argumento fuerte, lo que no sucede cuando Luisa es solo “algo”
trabajadora, ya que “ser extremadamente trabajador” se presenta como un argumento más fuerte que “ser algo trabajador”. En el último caso sería más apropiado utilizar
sin embargo
o
pero
.
+ Luisa es algo trabajadora,
pero
no conseguirá presentar el informe a tiempo.
Por lo tanto, el marcador a usar dependerá de la “fuerza argumentativa” de un argumento.
Esto explica también que
con todo
se use en casos en los que el primer miembro discursivo
agrupa una serie de ellos.
+La tragedia de Sevilla se ha divulgado “por toda España” (palabras de Leonor). La han
comentado las gentes; ha sido un tema de viva curiosidad para la opinión.
Con todo
,
en una ciudad de vida tan sencilla y clara como Córdoba, Leonor ha podido vivir,
durante un año, sin que nadie se percate de ello. [Azorín,
Rivas y Larra
, 29.]
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