Las Llamas

Páginas: 5 (1082 palabras) Publicado: 12 de noviembre de 2012
Las llamas
Sophie, Philip y yo abandonamos Paris una tarde gris y lluviosa. Era nuestra ciudad natal, pero ya no era nuestro lugar. La nostalgia que imaginábamos íbamos a sentir dejó lugar a la ansiedad feliz de quien emprende un nuevo camino. Los tres éramos jóvenes y flamantes médicos egresados de la universidad más prestigiosa de la ciudad, convencidos de que ir a trabajar a África, a salvarla vida de miles de desprotegidos era la mejor forma de lleva a cabo nuestro trabajo. Un idea romántica que nos persiguió y obsesionó desde el comienzo de nuestra carrera.
Hicimos los contactos necesarios, las llamadas indicadas, y dos meses después de habernos decidido, estábamos en el avión de Virgin Nigeria Airways, en clase económica, rumbo a Abuja, la capital de este país, nuestro nuevodestino. De allí debíamos dirigirnos a Damaturu, capital de Jobe, un estado del norte nigeriano. En esa ciudad un hospital público nos había contratado para empezar a trabajar casi de inmediato
En el aeropuerto de la capital las cosas empezaron a salir mal: mis valijas se extraviaron porque las enviaron por error a algún lugar de Sudamérica; Sophie perdió su computadora portátil, en la que guardabatodos los datos del Hospital de Damaturu; Philip comenzó a incubar una fiebre repentina). Ahora pienso que esos hechos azarosos fueron el preámbulo de la pesadilla que viviríamos un poco más tarde.
Afortunadamente pudimos alquilar un vehículo para llegar a nuestro destino. Se trataba de un Jeep de dudoso estado, pero no podíamos perder tiempo en buscar algo mejor. Arriba del avión yo habíaconsultado el mapa de la zona. Siempre tuve buen sentido de orientación y manejaba muy bien, razones que me convirtieron en la conductora de la travesía que nos esperaba. Sabíamos que el paisaje que íbamos a ver en el camino era hermoso, pero carente de civilización.
En el Jeep, ruidoso como si se tratara de una locomotora, emprendimos el viaje. Sólo era cuestión de horas. Salimos a las dos de latarde, para las seis estaríamos en la residencia donde íbamos a vivir temporalmente los tres. Como ya dije, yo conducía, Sophie iba a mi lado y Philip intentaba viajar cómodo atrás, a pesar de su malestar.
Después de dos horas de viaje, Sophie tomó el mapa de la zona para no aburrirse (el camino era de una gran desolación). Casi inmediatamente me dijo:
-¿Estás segura de que tomaste el caminocorrecto? Por lo que veo aquí deberíamos haber pasado por al lado de un lago…y…yo no vi nada.
-Dame ese mapa. Nunca me equivoco de camino. ¿Por qué miraste el mapa? ¿No confías en mí?- le hablé en muy mal tono, no por lo que había dicho, sino porque yo también dudaba acerca del camino que había elegido.
Cuando algo sale mal, parece que algo superior e invisible complota contra nosotros y logra que elcaos nos rodee. Eso sucedió. Apenas habíamos advertido mi error el vehículo comenzó a fallar. En cuestión de segundos estábamos a pie, sin saber dónde estábamos y Philip cada vez peor de salud.
Necesitábamos ayuda. Sophie y yo caminábamos ayudando a Philip, que apenas se arrasraba. Dejamos el equipaje en el Jeep. El sol hería la piel, los ojos, el estado de ánimo. Ninguno hablaba. Yo pensaba enlos doctores del Hospital que nos estarían esperando para la primera entrevista.
De pronto una columna de humo llamó mi atención. Mis compañeros también la notaron. Al ver señales de vida en ese paisaje solitario recobramos parte de la fuerza perdida y aceleramos el paso. El humo salía del medio del bosque selvático, solo era cuestión de adentrarnos en él.
Llegamos a un grupo de veinte casas debarro. En medio de ellas había un espacio vacío, con piso de tierra apisonada, en el que ardía una fogata. La oscuridad de la noche comenzaba a gobernar. Dos mujeres nos recibieron, sin hostilidad pero con una expresión extraña en sus miradas. Al ver nuestro aspecto entraron a una de las chozas y nos trajeron agua en cuencos de barro. Sophie y yo acostamos a Philip en un manto que tenía yo en mi...
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