Las montañas
Todo seductor, al que le gustaba trasnochar, de seguro se sintió tentado a seguir los pasos de esta especial mujer, a quien por mucho que estirara la mano, parecían noalcanzar, quien no respondía ni los más osados piropos.
Ella caminaba por los callejones más oscuros, por las calles más estrechas y por los lares mas escondidos, sin inmutarse, con paso seguro ydejando tras de sí ese perfume a nardos que enloquece a los hombres…
Escuchaba su risa, su respiración y el perfume embriagaba todo el aire de la noche….
El galán hipnotizado seguía los pasoselegantes de la joven mujer, adentrándose cada vez más en las entrañas de Guayaquil, de pronto la joven paraba su caminar de golpe, se daba la media vuelta y levantándose el velo decía….
-Ya me veusted como soy…Ahora, si quiere seguirme, siga…
Ella era bellísima, su rostro era fino, como el de una reina de cuento de hadas, fresco y juvenil, sus ojos eran brillantes y sus labiosdelicados…Esta visión duraba solo segundos, ya que de inmediato frente a su rostro, se tornaba cadavérico y macabro, el asustado caballero estaba petrificado, obligado por su galantería a ver aquel deterioroacelerado del rostro de la bella joven, un olor a azufre y mortandad, invadía el aire, y sus ojos tenían el brillo de el infierno.
El pobre hombre si no moría del susto, se quedaba inmóvil y tembloroso.La mujer se desvanecía en la oscuridad y dejaba a su víctima sin ganas de caminar de noche nunca más…
Se dice que esta era una chica que se dedico a el negocio de la prostitución y que...
Regístrate para leer el documento completo.