Las Muchachitas Que Se Acuestan Por Hambre

LAS MUCHACHITAS QUE SE ACUESTAN POR HAMBRE Por: Aracelly Muñoz Buriticá Los chicos llegan en bandadas al salón, la tarde es calurosa y ellos metidos en sus uniformes azules se asemejan a enormespájaros siderales que ya quisieran volar. De momento no tengo claro lo que pueda pasar, siempre son citas comprometedoras en las que está en juego una conquista o una derrota. Es la clase de literatura, laque paradójicamente despierta aversión en muchos adolescentes, -recuerdo la queja constante de las madres y padres de familia: “ese muchacho no lee”, “no quiere sino ver televisión y chatear”-Efectivamente, los aparatos tecnológicos ejercen una poderosa atracción en un pelado de catorce años; por eso es un reto de cada día arrancarlo del placer que le proporciona un diminuto celular o un MP4 deúltima generación, con los que hace contacto con el mundo, como Aladino a través de su lámpara maravillosa. La sesión comienza; les planteo el juego de los roles. La propuesta es de Mabel Pipkin;consiste en desarrollar estrategias de metalectura. Estamos leyendo el último capítulo de Cien Años de Soledad. Durante el período hemos leído el libro de Gabo y se han hecho exposiciones y diferentestalleres, observando lo real maravilloso. Reparto las cartas y hago las precisiones necesarias para la participación. Lector: el que lee; detective: el que define palabras que no entiende; preguntón: elque hace preguntas al texto; adivino: el que predice cómo sigue la historia; periodista: el que busca ideas principales y sabio: el que relaciona la información del texto con conocimientos previos.Inmediatamente un muchacho se ofrece para leer, ya lo ha hecho otras veces. Lee en voz alta y lo hace bien y con gusto. Otros asumen los diferentes roles, pero nadie quiere ser sabio, es el papel másdifícil. Al fin una niña se le mide a la tarea. “Allí no debe decir “en la casa de las muchachitas que se acuestan por hambre, sino de las muchachitas que se acuestan con hambre”, dice un detective y...