Las mujeres en cien anos soledad
En el origen de la estirpe de los Buendía y en el origen de Macondo hay dos
acontecimientos clave, protagonizados en ambos casos por un personaje femenino. Me
refiero, en primer lugar, a las circunstancias azarosas que provocaron el encuentro de las
familias de Úrsula Iguarán y José Arcadio Buendía, los dos progenitores de esa estirpe que
veremosdesarrollarse en Macondo. Este encuentro lo propicia allá por el siglo XVI la
bisabuela de Úrsula que, durante el asalto del pirata Francis Drake a Riohacha, en un ataque
de histeria «se sentó en un fogón encendido». Desde ese momento, esta mujer quedó
traumatizada no sólo físicamente -en el texto se dice que se convirtió «en una esposa inútil
para toda la vida»- sino también psicológicamente. Sufríafrecuentes pesadillas en las que los
ingleses entraban por la ventana de su dormitorio y «la sometían a vergonzosos tormentos
con hierros al rojo vivo»1. Su marido, para paliar estos terrores, decide abandonar la costa e
instalarse en una ranchería de la sierra, en donde se asocia con un cultivador de tabaco
llamado José Arcadio Buendía, tatarabuelo del José Arcadio Buendía que junto a Úrsulafundará Macondo. Aquí construye un dormitorio sin ventanas con objeto de que su esposa
pierda por fin el temor a ser asaltada durante la noche por los piratas.
Este episodio, que es en realidad el origen de toda la trama de la novela, se relaciona
con una de las actividades consideradas secularmente propias del carácter masculino: la
guerra. La mujer aparece como sujeto paciente, comovíctima de la barbarie bélica masculina, un victimismo y una pasividad que inmediatamente son trasladados al ámbito de la
sexualidad. El miedo a sufrir tormentos de tipo sexual acongoja a nuestra protagonista. Se
puede pensar que estos terrores son fruto de un hecho fortuito: sentarse encima de un fogón
encendido. O puede interpretarse, por el contrario, que ese hecho no es tan fortuito, sino quese trata de una autocastración para evitar o para olvidar los atropellos de tipo sexual a que
pudiera verse sometida o se hubiera visto sometida realmente por los piratas. El narrador, sin
embargo, omite de forma deliberada cualquier información sobre el tema. Y un poco más
adelante comentaré las que son, a mi juicio, posibles causas de esta omisión.
Se imponen, además, otras conclusionessobre este episodio. No resulta difícil
convertirlo en símbolo de las relaciones sexuales entre un hombre y una mujer, teniendo en
cuenta algunos aspectos del estereotipo de estas relaciones. Me refiero al carácter activo de lo
masculino frente a la pasividad femenina, es decir, el acto sexual entendido como una batalla
en la que el hombre victorioso somete a la mujer-víctima. Este estereotipoaparecerá, como
tendremos oportunidad de comprobar, con mucha frecuencia en la novela.
Es evidente, por tanto, la naturaleza simbólica de esta historia en lo que atañe a uno
de los tópicos más comunes de la vida sexual femenina -ser pasivo, víctima, etc. Pero al
mismo tiempo contiene un importante grado de simbolismo en el ámbito más concreto
constituido por la historia particular de lanovela. Josefina Ludmer se ha referido a la
«simetría especular»2 como uno de los rasgos dominantes en la construcción general de Cien
años de soledad. Pues bien, este episodio que venimos comentando se convierte en el espejo
de otras situaciones similares que van a padecer las descendientes femeninas de la familia.
De hecho, anticipa, como mostraré en seguida, la pauta del comportamiento sexualde buena
parte de las mujeres Buendía.
Las secuelas que la bisabuela de Úrsula va a sufrir tras el accidente del fogón son de
índole física y de índole social. Queda, por un lado, incapacitada para la vida sexual y, por
otro, padece un cierto defecto al andar y un permanente «olor a chamusquina» que la
obligarán a renunciar «a toda clase de hábitos sociales» (p. 76). Esa habitación sin...
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